prólogo.

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‘ sigues siendo igual de
insoportable.

yo también te extrañe

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yo también te extrañe.’






LA MEMORIA ES FRÁGIL, sobretodo la infantil. Eso todos lo saben de antemano.

Pero, sinceramente, Cinco Hagreeves no puede ─aún en sus cortos seis años─ comprender cómo es que sus hermanos pueden encontrar eso normal.

Alimentado muchas veces por las palabras de su padre, sabe que él es el más listo y, a veces, el más despierto de la Academia.

Y quizás por eso es que, implícitamente, le puso ese reto.

Ese reto de ser el único, al parecer, que sabe el ya conocido número ocho no es... Como el resto.

Es irónico decirle raro a alguien, siendo que están en una Academia de raros. Pero él es distinto.

Cinco pareciera ser el único que sabe ─o recuerda─ que ese chico no creció los pocos años que tienen con ellos.

Llegó después.

Porque siempre fueron siete... No ocho.

Le causa algo de conflicto, su actitud, su mirada, su forma de hablar, hasta su poder.

No lo comprende, pero le molesta.

Por ello, ha estado viendo en un rincón como sus hermanos se divierten jugando a las escondidas con él, como si nada.

Suspira. Le gustaría ir a jugar con ellos realmente. Pero prefiere seguir con su berrinche.

Se llamaba ______; tenía la misma edad, la misma fecha de cumpleaños y la misma rareza que era tener un poder.

No comprendía su poder.

Ahí, en su vagante mirar por el césped del patio, la vista de éste es interrumpida al toparse con un cuerpo ajeno. Pensó por la contextura que se trataba de Ben, pero no.

Era él.

Era un poco más alto que él, tenía el cabello corto y algo ondulado, una linda sonrisa y una actitud que acompañaba a esta encantadora.

No lo soportaba.

Se le queda viendo. Tiene la respiración agitada, está despeinado y el uniforme lo tiene algo desordenado. Se estaban divirtiendo.

Cinco frunce el ceño en señal de molestia, lo que solo provoca que el otro se ría. Tiene una risa contagiosa.

─¿Qué sucede, número Cinco? ─dijo, caminando otro paso más hacia el costado.

Odiaba esa forma divertida de entonar cada palabra. Como si ya tuviera la frase pensada de antes.

Tiene elocuencia, decía papá sobre él. Quiere tener eso también, aunque no sepa lo que signifique.

francis 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | f. hagreeves x m!readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora