HOY.
LA ACADEMIA UMBRELLA, A SUS ojos, sigue siendo la misma estructura carecente de emoción y dibujada a carboncillo que antes.
Sigue siendo igual de alta, apagada, impotente. Pero ahora, que hace más de trece años que no pasaba por acá, siente una mezcla de nostalgia y rechazo a ella.
Recuerda todas las desgracias que aún debe cargar consigo día con día pasaron ahí, y sobretodo por el hombre que ahora debían honrar memoria.
Suspira, reconsidera darse la vuelta y correr para alcanzar nuevamente el taxi antes de que sea muy tarde, pero luego siente que -muy en el fondo- mérito de su triunfo como artista se lo debe a su papá.
Tanto maltrato psicológico fueron de ayuda para hacer una buena pieza de arte.
Así que ahora suspira, voltea a un costado como para asegurarse de que nadie lo mira y entra al lugar.
Sus pies atraviesan el pasillo del lugar, ya sabiéndoselo de memoria, como si incluso recordarán la regla de no correr ahí.
Y de la misma manera, trata de evitar mirar a la puerta que da al living y sigue derecho a la escalera, a sabiendas de que no le gustara lo que está ahí.
Y con el mismo rechazo mudo que le dio al living, el mayordomo mira al chico subir con apresurada calma fingida, con las manos en el abrigo gris y con los pasos algo desequilibrados, como si le costara caminar.
Ve la misma paredes, las mismas imágenes de dibujos de niños pelando. "Bloquea, patea, golpea" decían.
Camina por el lugar algo laberíntico en donde se encontraban sus habitaciones, mirando de reojo una que estaba al lado de la suya, tentándose a entrar.
Siente como si esa habitación, por fuera igual a la suya, hubiera estado cerrada desde que el dueño de esta se fue. Sentía su energía, ese olor a perfume y cafeína, esa monotonía y cierta elegancia que veía como un leve destello azul rodeando la puerta, un aura que era débil, pero no invisible.
Junta los labios, estira la mano para tocar la puerta pero luego se arrepiente.
"No seas tan emocional" se dijo. Se dio media vuelta y siguió su camino.
Llega a lo que sería la antigua habitación de su padre, en la cual la puerta estaba entre cerrada, como nunca había estado cuando eran niños.
Le causa cierta gracia, y algo parecido a un hormigueo en la punta de los dedos; no está solo, y cierta parte de la energía de su padre sigue ahí.
Empuja la puerta con el pie, sintiendo como el aire frío que se almacenó en la habitación le azotaba en la cara como una brisa que quería quitarle la afligidez de vivir con insomnio. Todo sigue igual.
La cama desordenada, la ventana cerrada, la bandeja de la comida aún ahí, todo impecable.
Da un paso, pero se detiene al sentir cerca suyo una corriente eléctrica y un fuerte olor a metal. Un sentimiento de nerviosismo acumulado y ciertamente angustiado.
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francis 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | f. hagreeves x m!reader
Fanfiction› ✮ | i look up at the gaps of sunlight, i miss u more than everything. porque en un momento fueron siete; el número perfecto. pero luego llegó el ocho; el número que, dado vuelta, es el infinito. porque él sacudió el mundo de cinco, y porque sin...