04

215 20 2
                                    

Me encontraba en el comedor sentado disfrutando de algunas fresas con chocolate, esperaba la llegada de Heeseung. Mi mente estaba llena de pensamientos y posibilidades, y la impaciencia comenzaba a apoderarse de mi. 

—¿Porque andas tan pensativo Hoon?—escucho la voz de mi madre preguntandome con preocupación.

La miro por un instante y decidi abrirme con ella.

—Conocí a un chico el dia anterior, ya sabes, del quien te hable que iba ser su tutor.

—Ese tal ¿Heeseung?—preguntó mi madre, frunciendo el ceño ligeramente.

—Sí, él —confirmé con un suspiro.

—¿Y que te preocupa al respecto? —insistió ella, notando mi inquietud.

—Es solo que... —me quede callado un rato buscando las palabras adecuadas— ... hay algo en él que me da curiosidad.

Mi madre me observó con comprensión.

—Sunghoon, no hay nada de malo en sentirse atraído por alguien, incluso si apenas lo conoces. Pero también debes estar consciente de que no siempre las personas son lo que aparentan a primera vista.

Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta principal, interrumpiendo nuestra conversación. Mi corazón dio un vuelco y supe que Heeseung había llegado. 

—Gracias, mamá —respondí con una sonrisa—Prometo ser prudente y tomar las cosas con calma.

Ella me dio una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Ve abrirle la puerta a ese chico, estaré en mi habitación si me necesitas.

Asentí y con eso mi madre salio de la cocina.

Mi madre Irene tenia razón, pero no podía negar que la conexión que sentía con Heeseung era inexplicable. Me pare de mi asiento y me dirigí hacia la entrada de la casa.

Al abrir la puerta me encontré con Heeseung recostado en el marco de esta, me observo y me dedico una sonrisa.

—Ya era hora de que me abrieras la puerta, muñeco. ¿Porque te demorabas tanto?, ¿Acaso estas...?—dijo en un tono provocativo.

—No habrás la boca y entra de una vez—lo interrumpí y me hice a un lado para que el pueda pasar.—Ni se te ocurra hacer alguna tontería, mi madre esta en el segundo piso.

Heeseung entró en la casa y cerró la puerta detrás de él, dejando que nuestros ojos se encontraran brevemente.

—No te preocupes lindo, mi boca estará cerrada cuando tu me lo digas.

Me enfadé un poco al escuchar sus palabras, pero su sonrisa encantadora hizo que mi irritación se evaporara en segundos.

Me pregunté como era posible que alguien como Heeseung pudiera influir tanto en mí. Intenté mantener la compostura mientras lo llevaba al salón, aunque por dentro me moría de nerviosismo y curiosidad.

Nos sentamos en la mesa y saqué mis cuadernos, listos para comenzar con Matemáticas. Heeseung parecía distraído, mirándome fijamente, por lo que decidí llamar su atención:

—Deja de mirarme y saca tus practicas Heeseung, no tengo todo el tiempo para estar esperándote.

—Ya lindo, no te enojes, ahora lo hago.—dijo, desviando su mirada y sacando finalmente sus ejercicios, que dejó sobre la mesa.

—Bien, empecemos. Si tienes alguna pregunta, no dudes en hacérmela —añadí, tratando de mantener un tono profesional.

—Claro, gracias —respondió Heeseung, con una sonrisa coqueta que me hizo temblar un poco.

Entregué a Heeseung una hoja con varios ejercicios de matemáticas y le pedí que intentara resolverlos mientras yo iba a la cocina a buscar algo para comer. Cuando regresé, esperaba ver algo de progreso en sus ejercicios, pero para mi sorpresa, Heeseung no había realizado ninguno de ellos.

Que decepción.

—¿Qué pasó, Heeseung? ¿Por qué no has resuelto ningún ejercicio? —le pregunté, tratando de ocultar la frustración en mi voz.

—Lo siento, me distraje un poco —respondió él, sonriendo tímidamente—. Estaba pensando en cómo me gustaría conocerte mejor, y se me olvidó que tenía que hacer los ejercicios.

Me encogí de hombros, sintiendo una mezcla de molestia y ternura ante su honestidad. 

—Hablo enserio Lee Heeseung—intentando mantener la calma—tenias mas que suficiente tiempo para hacerlo.

—No es mi culpa que no sepa matemáticas lindo, no te enojes conmigo—contestó él—¿porque no vienes y me enseñas mejor tú?

—Estas molestándome, ¿Acaso tengo que hacerlo yo todo?

—No me refiero a que lo hagas todo tú —respondió él, acercándose un poco más.

—Ni te atrevas a acercarte, te lo advierto.

—Pero no estoy haciendo nada Sunghoon—insistió el, gnorando mi advertencia y acercándose aún más.

—Heeseung, ya te dije que no te acerques —repetí, tratando de resistir la tentación de tomarlo de las manos y apartarlo de mí.

—¿Y si te digo que no puedo resistirme? —murmuró él, con una mirada intencional y una sonrisa provocadora.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté, sintiéndome nervioso a su cercanía.

—Lo que siempre quise hacer desde el primer momento que te vi—sus labios se dirigieron hacia los míos, pero antes de que pudiera reaccionar, un fuerte sonido de un golpe resonó en la sala.

—E-eso te pasa por acercarte a mi—exclamé, tragándome la saliva y mirándolo fijamente. Le habia dado una patada en su entrepierna, lo que provocó un grito de dolor por parte de Heeseung.

—Agh! —exclamó él, apretando los dientes y sosteniendo su pierna—. ¡¿Por qué me has golpeado?!

—Te lo advertí, no es mi culpa, solo me defendí de ti—tratando de justificar mi acción.

—¡Pero había otra forma, carajo!—respondió él, con un tono irritado—¡No era necesario darme una patada!

—¡No grites, mi madre te va a escuchar! —le advertí, tratando de bajar la voz para no llamar la atención.

Heeseung siguió retorciéndose del dolor. En ese momento, escuché a mi madre preocupada preguntando qué estaba pasando.

—¡Hijo!, ¡que paso ahí abajo? ¿alguien se cayo?—gritó mi madre desde la habitación de arriba.

—¡Ah, es que Heeseung se cayo, no te preocupes vuelve a tu habitacion!—le grite nervioso.

—Esta bien, tengan cuidado la próxima vez!

Escuche como mi madre cerro su puerta y giré mi vista hacia Heeseung, quien me dio una mirada fulminadora.

—Solo por esta vez te salvas, Sunghoon —advirtió con una voz seductora—. A la próxima no habrá nadie que te rescate.

Sentí un escalofrió por mi espalda debido a la amenaza que me dio.

—¿Qué significa eso? —pregunte, tratando de mantener mi voz firme y segura—. ¿Me estás amenazando?

—Es obvio que si, lindo, prepárate estos días...

Habia cavado mi propia tumba.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎 𝙝𝙚𝙚𝙝𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora