CAPÍTULO 1

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ANNIE

He sido muy soñadora, desde muy pequeña es algo que me ha caracterizado

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He sido muy soñadora, desde muy pequeña es algo que me ha caracterizado.

Siempre me he enfocado en lograr cada uno de esos sueños que con el tiempo se convierten en una meta y, después de tanto andar, caer, levantarme, volver a andar, caer y así sucesivamente, todo aquello que una vez era un "simple sueño" se transforma en una grandiosa realidad.

Siempre he soñado con estar en lo alto, ahí donde parece imposible de llegar. Pero, una cosa es querer llegar ahí, y otra muy diferente es quedar atrapada en lo alto...como ahora.

«Vamos a morir. Repito. Vamos a morir» pienso en más de una ocasión, mientras observo aquella película triste en mi mente. En donde veo toda mi vida pasar y me doy cuenta que no he hecho tanto como para morir tan joven.

—Vamos a morir—dice el castaño a mi lado, aferrándose a la barra de metal.

—¡Y si no lo hacemos yo te asesino a ti JAKE DAWNSON! Pero de que alguien muere hoy...alguien muere.

—¡Te dije que no era buena idea subirnos a esta estúpida atracción!

—¡¿Tu decirme a mí?! ¡He sido yo la que te ha repetido millones de veces que esto no era una buena idea!

—¡Pues debiste haber insistido más!

Le observo con mala cara. Es increíble que el haya dicho semejante tontería.

—Jake, una más como esa y, todas aquellas veces que te he dicho que voy a asesinarte y no lo he hecho, se volverán realidad esta vez si llegas a...—ahogo un grito, aferrándome de la franela de mi mejor amigo.

Mi mejor continua lamentándose, yo...también en lo hago. Mientras contemplamos como llega nuestro fin. Hemos quedado atrapados, en la rueda de la fortuna, durante un terremoto.

Y no, esas ruedas no traen ninguna fortuna. Sino más mala suerte.

Ya casi no hay personas en la feria, todas han huido a algún lugar para mantenerse a salvo del pequeño temblor, mientras que nosotros y otras almas desafortunadas dentro de la rueda de la fortuna, estamos atrapados en esta rueda infernal.

Sabía que en algún momento me quemaría en el infierno, no soy una santa.

Pero tampoco pensé que sería tan pronto.

—Jake, vamos a morir.

—Lo sé, Annie. No debimos ser tan chismosos en esta vida.

—Nos vemos allá abajo, viejo amigo.

Jake me abraza, haciendo que el momento se torne más dramático de lo que ya es.

—Nos vemos allá abajo, zanahoria.

—¡Jake!

—¡¿Qué?!

—¿Ni siquiera estando al borde de la muerte puedes tener un poco de respeto? ¡No me llames así!

APUNTANDO A LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora