-muchachos del demonio, asustando a la pobre jovencita, carajo, vayan a su casa o los acuso con sus madres mierda, par de manganzones carajo, este barrio van a respetar a las jovencitas...
la señora que gritaba salió de la casa de enfrente y el resto de vecinas empezaron el griterío, espantando a los jóvenes, al parecer uno de ellos se llamaba Raúl, el otro, Javier, el otro era Alejandro y por ultimo Samuel. La señora que gritaba groserías a los muchachos al parecer los conocía y los perros gritaban pero el anciano los detenía y ellos obedecían. la señora se acerco y me abrazo.
-hay mi niña, tranquila, te asustaste, esos chicos les gusta hacer bromas a las muchachitas del barrio, tranquila que aquí en la manzana todos nos cuidamos, sé de tu accidente, apuesto que no me recuerdas soy la señora Azucena, el viejito acompañado por esos perros es Don Vicente, amigo de tus abuelos, ve a tu casa rápido, las niñas no deben andar solitas por la calle.
-muchísimas gracias doña Azucena, se lo agradezco muchísimo, si me lleve un buen susto.
-tu hermano se ganó un jalón de orejas, claramente le dije que te cuide-mencionó don vicente algo molesto.
-don Vicente, discúlpeme por preocuparlo, tuve que salir a comprar algunas frutas para mi familia, ellos están muy ocupados con el trabajo y sus estudios, quería hacer algo especial para ellos en la tardecita; tiene unos perros bellísimos y muy tiernos, su lealtad y obediencia es increíble.
-gracias niña, mis perros son como yo, viejos, pero aun tienen espíritu de combate, son mi familia- dijo orgulloso don vicente
Los tres reímos y doña Azucena me acompaño a casa junto con su padre el señor Vicente, personas muy agradables a fin de cuentas, se los agradecí invitándoles algunas frutitas para su camino, lo menos que podía hacer por gratitud; al llegar a casa mi padre y hermano me ayudaron acomodando la mesa, serví una agradable ensalada de fruta, durante ese sábado y domingo la pasamos genial, mi padre se veía mucho mejor el semblante, el domingo salimos a caminar al parque eso de las 10 de la noche, en una de las esquinas a dos cuadras de nuestra casa habia una señora que vendía salchipapas y anticuchos. nos comimos pero que sazón mas riquísimo. el día lunes nadie tendría que ir a trabajar ya que rea un día feriado.
Al dia siguiente Doña Azucena toco la puerta después de nuestro desayuno familiar, mi padre la atendió y salió de casa, ya en la tarde nos comento en la cena lo que habia sucedido, uno de los jóvenes que me habia cerrado el pase lo habían encontrado en casa de una vecina robando dinero, uno de mis primos al parecer era policía ese día estaba de operativo, al final el jovencito prometió enderezarse, durante esos meses cumplió su palabra, ya que uno de mis tíos y su esposa hicieron que no falte a su palabra. poco tiempo después me enteré que los otros de sus amigos también siguieron sus buenos pasos.
Doña Azucena, siempre intentaba ayudar a los jovencitos del barrio, era una mujer de carácter extremadamente fuerte pero de brazos muy amorosos, me entere de las actividades de apoyo que realizaba para ayudar a los vecinos, todos en el barrio decían que si no fuera por doña Azucena el barrio estaría patas arriba. ella era la conexión, la red que mantenía a todos los vecinos en completo trabajo de unión.
Iba todas las tardes a visitar a don Vicente, a decir verdad tenia historias increíbles por contar, sus perros siempre atentos a cualquier ruido extraño, muy inteligentes y sobretodo protectores con su gran alfa que era don Vicente.
Así pasaron los meses, las cosas iban súper genial en el colegio y casi a dos meses para terminar el año, la verdad estaba mucho mas que agradecida por esta oportunidad, a que podría dedicarme cuando culmine el colegio.
Quisiera tener esa gran fortaleza de doña Azucena, tu espíritu de lucha y su manera de tomar las circunstancias y situaciones era impecable, una mujer decidida, de una valentía que no se compara, perfecta disciplina para manejar algunas cosas. pero lo mas graciosos era cuando sacaba la otra parte de sus personalidades por asi decirlo, tenia una manera verbal de discutir, que a nadie se permitía respirar. desde mi punto de vista tenia una boquita de chocolate para decir lisuras.
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BUEN DIA MI QUERIDA ALMA
Historia CortaToda las mañanas necesito escribirte para no olvidarte, dentro de mis textos a mano solo quiero que sientas el gran aprecio que te guardo...