5. La cita

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La mujer con la que Álex la había emparejado trabajaba en una pequeña firma de inversión en el centro de la ciudad y el propio chico se había encargado de verificar más de tres veces su historial para asegurarse de que su empresa no tenía ningún tipo de vínculo con el Hódar Group. Lo último que Violeta necesitaba era que una cita casual se convirtiera en una cena de negocios improvisada.

Quedaron en un popular restaurante del centro de la ciudad donde Violeta reservó una mesa en la azotea. El diseño de la azotea era agradable e íntimo, con una barra cuadrada en el centro y los bordes del suelo de aquel tejado revestidos con pequeñas mesas de dos asientos cada una. Había una pequeña hoguera de vidrio a un lado rodeada de unos sillones que parecían bastante cómodos, y cadenas de luces cubrían el espacio haciéndolo todavía más acogedor.

Todo era perfecto para una cita.

Todo excepto el hecho de que Violeta tenía tan poco interés en su acompañante que ni siquiera la vista del horizonte de Madrid y el bistec de ochenta dólares frente a ella podían hacerla disfrutar. Sentía una sensación entre incomodidad y aburrimiento, y la pelirroja estuvo a punto de considerar fingir una emergencia para tener una excusa y poder irse.

Pero justo cuando su cita se excusó unos minutos para poder ir al baño, la pelirroja vislumbró una silueta familiar posada cerca de la barra mirando en su dirección.

Chiara Oliver.

Con una falda vaquera y un chaleco negro abotonado, Chiara se apoyaba en la barra con una bebida. Había una mujer que la pelirroja no pudo reconocer hablando con ella, pero la deportista no le prestaba demasiada atención, aparte de asentir cada pocos segundos a lo que sea que le dijera. Sus ojos, sin embargo, miraron directamente a Violeta.

"¿Esa es Chiara Oliver?" Su cita ya había vuelto a la mesa y había seguido la mirada de la pelirroja hasta la barra, reconociendo en seguida a la deportista.

Violeta apartó su mirada de los ojos de Chiara, que todavía la estaban mirando, y volvió a centrarse en la mujer frente a ella. Con un breve carraspeo aclaró su garganta y después cogió su copa. "Sí, creo que sí."

"¿La conoces? Está mirando hacia aquí."

Violeta sonrió. "Soy dueña de las Hódar Hurricanes," dijo como si nada tomando un rápido sorbo de vino.

"Wow. ¿Y crees que podrías presentármela?" comentó mientras se inclinaba un poco sobre la mesa.

Riendo abruptamente, la pelirroja inclinó también su cabeza con curiosidad ante el brillo de emoción en los ojos de la mujer. "¿Perdón?"

"Que si crees que podrías presentármela, mi hermana pequeña es super fan suya y me gustaría pedirle un autógrafo para ella."

Violeta miró hacia donde Chiara todavía se encontraba sentada en la barra, prestando ahora mucha más atención a su acompañante, pero todavía mirando furtivamente en la dirección de la magnate. "Claro."

Mientras iban hacia a la barra, la deportista se dio cuenta de que se dirigían hacia ella, cosa que hizo que se enderezara en su silla repentinamente, lo suficiente como para que la mujer que estaba con ella se sorprendiera y mirase a su alrededor viendo a las dos chicas llegar hacia ellas. 

"Violeta," saludó la morena con una radiante sonrisa que falló solo ligeramente cuando miró a la mujer que estaba detrás de la pelirroja.

"Hola, Chiara," contestó, mirando expectante a la chica con la que se encontraba Chiara. Eso hizo que la morena casi se ahogase con su bebida por un segundo.

"Aah, sí, esta es -"

"¡Julia Medina!" exclamó la cita de la pelirroja en un estallido de alegría que hizo que la propia Violeta se sobresaltase un poco.

Dream Team // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora