[6]

105 18 4
                                    

El alma de Jiang Cheng por poco da un salto al cielo de los inmortales.

Un fuerte estruendo se escuchó bastante cerca de donde se encontraba. Cómodo y acogido por la relajante cama de pajas, a punto de viajar a sus sueños más profundos.
Se enderezó con ojos saltones e inútilmente trató de mirar alrededor, buscando de dónde provenía el ruido, bajo la envolvente capa oscura de la noche.

Probablemente eran pasadas las una de la madrugada, por lo que descartó a cualquiera de los otros pares que lo acompañaban.
Se mantuvo en silencio para verificar si realmente había escuchado algo o solo era su mente jugándole una mala pasada. Sin embargo, sus orificios auditivos lograron escuchar un sonido similar a prendas rozándose entre sí y unas suaves caminatas como si, cualquiera que sea el intruso, tratará de no despertarlo.

Pero era demasiado tarde, él se encontraba más que despierto y no se quedaría de brazos cruzados.

Entonces, en un movimiento bastante rápido y brusco, frotó el anillo ubicado en su índice y del objeto se desprendió un látigo púrpura bastante brillante dirigiéndose en ondas rápidas hacia la criatura anónima que interrumpió sus sueños. Zidian se envolvió alrededor de su desconocida presa y la elevó sobre el suelo sin tocar techo para evitar que pudiese escapar, si  llegara a tratarse de alguna figura desplazante. Aunque era absolutamente imposible que alguien pudiera escapar de Zidian.

La repentina luz en la habitación oscura no le permitió identificar a la criatura en el momento, por lo que frotó sus ojos para lograr acostumbrarse a la luz y, de inmediato, saltó de la relajante cama hacia el suelo para dirigirse al anónimo envuelto en el látigo púrpura.
Elevó su mirada al intruso envuelto en Zidian y su alma, por segunda vez, casi vuela al cielo de los inmortales. Sus ojos se abrieron como nunca antes, su respiración se atasco por un breve momento y su corazón se tomó un mini descanso antes de tratar de pronunciar algo coherente.

Lentamente sus cejas dieron indicios de fruncirse, y su voz irritada salió disparada hacia un reproche.

“Que dem-…¡¡TÚ!!, ¿Que diablos crees que estás haciendo?”

“…”

“…¿Que planeabas hacer al escabullirte en mi habitación en medio de la noche?, ¿colarte en mi cama esperando a que no sospeché nada?, ¿me veo como alguien estúpido?”.

“Mn”

Una larga línea verdosa sobre su piel, desde el costado de su frente hasta su cuero cabelludo, sobresalió en un instante. Miró al intruso no anónimo, elevado por Zidian. Sus prendas blancas de dormir, desaliñadas y arrugadas por el látigo, mostraban la piel lechosa debajo de ellas; su rostro sin expresiones y su cinta de la frente levemente torcida, todo ello, sacó a Jiang Cheng de todas sus casillas.

Jiang Cheng se acercó unos pasos para observarlo mejor y comprobar si el Lan estaba consciente de lo que hacía, debido a que Wei Ying le había contado sobre su comportamiento cuando se emborrachaba. Pero grande fue su sorpresa cuando no identificó ningún atisbo de alcohol en su cuerpo.

Con un chasquido, molesto, volvió a Ziadian a su lugar sin ningún cuidado. El estruendo que le siguió no podía importarle menos.
Se dio media vuelta y caminó nuevamente hacia la relajante cama en la que debería estar durmiendo.

El sonido de las prendas revoloteando, y palmas chocando contra ellas, se escuchó en la habitación silenciosa. Jiang cheng estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener su mente a raíz y no explotar de rabia ahora. Lentamente subió al colchón de paja y se recostó como anteriormente lo había hecho.

“Vete” soltó repentinamente y sin ningún tacto, un bufido acompañado al final de la palabra.

Ante el silencio y la falta de movimiento de parte del otro, añadió “Ahora, Lan WangJi”

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

/Capricho/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora