Yūji tenía un problema y uno muy grande, había terminado regresando en el tiempo y, además lo afectó una maldición que terminó por volverlo pequeño, necesitaba buscar la manera de poder regresar a casa sin ningún inconveniente más.
Historia comision...
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Regresaron al Colegio Técnico de Magia después de pasar más de media hora en el coche junto a Nitta, ambos amigos pensado seriamente en lo que tenían que hacer, era claro que debía de decirle a Gojō-sensei lo que estaba pasando con Itadori, eso era seguro, lo que no era seguro era cómo iba a reaccionar.
Estaban completamente consciente que ambos eran pareja y que Gojō-sensei quería con locura al peli-rosa, pues hubo una ocasión en donde Itadori fue levemente herido, Gojō-sensei perdió la cordura y acabó con la maldición en menos de dos segundos.
—Tenemos que decirle a Gojō-sensei, Fushiguro — fue lo que dijo la castaña al volver al colegio, debían de contactar con el albino para que con su ayuda pudieran buscar a Itadori.
—¿Crees que no lo sé? — Fushiguro estaba frustrado, enojado por todo lo que estaba pasando y por lo que pasará más adelante. Estaba completamente seguro que la ciudad sería un completo caos en cuanto Gojō-sensei se enterará que Itadori había desaparecido, es más, estaba seguro que los peces gordos son los que pagarían las consecuencias, porque ellos dos sabían que esos viejos fueron los que enviaron a Itadori a esa misión, todo con tal de hacerlo desaparecer de una vez por todas.
—Entonces ¿Tú le llamarás? — pregunto mirándole fijamente.
—Lo haré — se resignó, pues sabía que Kugisaki no diría palabra alguna al albino, Ijichi no estaba en condiciones de hacerlo y Nitta mucho menos.
Solamente esperaba que el albino no fuera tan tonto como para comenzar a reprocharle a él por no cuidar bien del peli-rosa, suficiente tenía con escuchar sus tonterías amorosas en casa.
Uno, dos, tres timbres fueron necesarios para que el albino respondiera el teléfono.
—Hey, Megumi ¿Qué es lo que sucede? Sabes que me encuentro en una misión — el tono burlón que usaba era algo que siempre le sacaba de quicio — O ¿Acaso me extrañas? — la risa que pudo escuchar del otro lado de la línea lo enojó aún más, pero se dijo que tenía que calmarse porque él enojado iba a ser otro con lo que le iba a decir.
Con un suspiro cansado, pensó nuevamente en las palabras que tenía que decirle, así nuevamente tomando una larga respiración, dejó salir aquellas palabras.
—Sensei, algo le pasó a Itadori — después que dijo aquellas palabras, pudo escuchar el momento exacto en donde el albino había golpeado algo o ¿Podría ser a alguien? Lo más seguro es que fuera una maldición.
—¿Qué es lo que acabas de decir? — la forma en que pregunto aquello le hizo tener algo de miedo y no porque el albino le hiciera algo a él, sino porque no era el tono habitual de Gojō-sensei, este era más demandante, se notaba que su voz había salido desde lo más profundo de su garganta y las notas de enojo y furia eran tan notables que temía lo que sea que Gojō-sensei pudiera hacer.
