Querido Anciano

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_El frío que trae el viento en mis manos lo siento,
y ese viejo anciano que con tantos años se ha acostumbrado y yo apenas empiezo.

Su camisa favorita y su sombrero por allá en los potreros.
Están los animales que él ama y caminaba por ahí,
ahora está en una cama.

Esas lágrimas son de amor con la manos puestas en su corazón.
Un millón de lágrimas de ti,
y unos viejos huesos que ahora duelen porque caminaron por ahí.

Y siguió luchando mientras tenía fé,
charlaba con él mientras tomaba café.
Ahora siguiendo mi camino,
estás cómplices montañas fueron testigo de un hermoso amor y de un buen amigo.

Tiene a Jesús al lado tomado de la mano,
un millón de anhelosos abrazos.
Su sonrisa aún se plasma en el plano,
el adiós de tus hijos y tus hermosos.

¡Cómo le gustaban los sombreros, y ahora lo veo en ellos!

18/4/24.

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