Último Atardecer

capitulo 2

Desde que me levanté tenía un dolor de cabeza orrible y no quise decirle a mi mamá, no quería hablar con ella, desde ayer en la tarde despues de la noticia que me dio, no me la tome muy bien y terminé molestandome con ella, no entendía por qué nos teníamos que mudar a otro lado yo estaba bien en mi casa, en mi instituto y con mi amiga, no necesitaba más nada. Pero... No me molesté de que ella tuviera pareja, al contrario me alegraba mucho, por lo que peliamos fue por eso, yo no me queria mudar a ningún lado, y ella no lo entendia y nos íbamos a mudar ya la decisión estaba hecha.

Ya había pasado un buen tiempo desde que salimos de clase diciéndole a la profesora que íbamos al baño, y estábamos en las gradas de la cancha

—Y... Que te dijo tu madre ayer después que saliste de mi casa, no me escribiste anoche... ¿Pasó algo?— ella sabía que no me fué muy bien hablando con mi mamá así que no me quedó de otra que decirle.
—Mi madre y yo nos mudaremos hoy en la tarde—no me percaté de que lo había dicho en un tomo melancólico, no me importó, y seguí hablando—y yo no estoy de acuerdo con eso, pero mi madre ya ha hablado con todos, este es el último día como estudiante en este instituto y el último día que te volveré a ver, por un largo tiempo, nos mudaremos a la ciudad—Estaba tan hundida en mis pensamientos hasta que escuché unos sollozos y dirige mi mirada hacia mi querida amiga que estaba llorando,¿No se suponía que la que tenia que llorar era yo?
No seas mala y abrázala
No dude mi un segundo y ya estába abrazando a mi miga del alma. Se separó de mi y me miró, tenía el maquillaje todo corrido.

—¡Te voy a extrañar un montón emi!—y con eso se echó a llorar otra vez en mi hombro, y yo como buena amiga la abracé y le dije que no se sintiera así que yo la llamaría frecuentemente y que seguiríamos siendo las mejores amichis.
—¿de verdad?
—Pues claro miga, no te preocupes, además—quité un mechón de cabello de su frente para colocarlo detrás de su oreja, tomé sus manos y dije—¿no soy yo la que debería estar llorando en vez de ti?
—Se que si pero es que tú eres un ser sin sentimientos y yo la persona más sentimental del mundo ¿Ves la diferencia?
—JAJAJAJAJAJAJA, si ya la veo, soy un demonio y tú un angelito.
—Prometeme, que jamás me cambiarás por otra emi... Prométemelo
—Claro, te lo prometo, jamás cambiaría a mi llorona, es una promesa.

No dijo más y nos fuimos a clases, allí pasamos dos horas, fue aburrido, no me gustaba mucho eso de las matemáticas, no las entendía para nada, ni se por que tienen letras algunas operaciones.

La única materia que odiaba
Odiamos querida, odiamos

Luego de eso le dije a Michelle que me dejara sola, se despidió de mi y se fue a su casa, yo por mi parte me dirigí a las gradas y me senté en la última de arriba. No me podría creer que hoy me mudaria y dejaría toda mi vida atrás para comenzar una nueva, me gustaba estar aquí, me gustaba tener una sola amiga, y golpear a todo aquel que se metiera conmigo, me gustaba que casi todos me tenían miedo, me gustaba ir a casa de la vecina y jugar con Pablo su gato e ir a comprar helado donde el señor raro de panza grande y bigote feo que no me daba el sabor que pedía.
Y mi casa, amo mi casa... Es pequeña pero acogedora y mi habitación chica pero siempre acomodada, la habitación de mamá, hermosa de color blanca con algunos detalles color pasteles pero siempre con ese olor a amapolas... No quería dejar todo eso atrás, después de pensar todo eso sentí mi ojos inundarse de lágrimas y sin pensarlo, empecé a llorar. No me gustaba los cambios o las cosas nuevas, me costaba mucho adaptarme.

No sé cuánto tiempo paso que estuve ahí en silencio sin hacer nada más que llorar y mirar a un punto fijo, luego me fijé en la hora y era muy tarde, tome mis cosas y baje sin muchos ánimos.

(...)

—¡Emma estás lista!—mi madre me gritaba, ya estábamos casi listas para irnos—ya llegaron por nosotras.
—Solo me falta terminar de acomodar algo en la maleta ya voy—grité desde mi habitación, era verdad solo me faltaba acomodar unas blusas.