Capítulo 2

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Jennie agradeció a la camarera su café y las tres aguas para la mesa. Rodeó su taza con ambas manos y dejó su menú cerrado. No era necesario mirar antes de que llegaran Jisoo y su amiga. Jennie había encontrado el lugar en Yelp a principios de la semana, así que ya sabía que tenía una buena oferta. Había querido ir al lugar favorito de Jisoo para desayunar, pero su hija no había tenido ninguna sugerencia; aún no había salido del campus para desayunar.

El restaurante era bonito: las paredes amarillas brillaban con la luz de los grandes ventanales. Del alto techo colgaban sombrillas abiertas de distintos colores y diseños. Jennie tuvo que abrirse paso entre media docena de personas que esperaban una mesa para dar a la anfitriona su nombre para la reserva.

Jennie echaba de menos a Jisoo. La custodia compartida en el instituto había sido bastante mala. Pasaba la mitad del tiempo en el nuevo apartamento de su padre. Pero ahora era diferente, con ella lejos en la universidad, era peor aún.

Apenas había pasado más de un mes, pero Jennie la echaba de menos.

Deseó no tener que compartirla con Taehyung este fin de semana. Aunque, si Taehyung no estuviera también de visita, Jennie no habría estado en ese bar anoche. Aunque fuera ridículo que se hubiera acostado con una estudiante universitaria, no podía arrepentirse.

El rubor se apoderó de sus mejillas al pensar en la noche anterior. Se había follado a una estudiante universitaria en el asiento trasero de su coche de alquiler. A Irene le encantaría esto, pero Jennie no había decidido si se lo diría. Su mejor amiga había tratado de hacerla dormir con alguien más desde hace tres años, básicamente desde que el divorcio fue definitivo.

Cada cita que Jennie había tenido en los últimos tres años, Irene le hacía u n
r e c u e n t o completo, a veces literalmente, dependiendo de cómo hubiera ido la cita. A ella le encantaría el recuento de la última noche.

Jennie no podía ni imaginar cómo le explicaría a Irene lo de Lisa. La forma en que Lisa la había mirado, la forma en que la había tocado, sin vacilar.

Jennie sacudió la cabeza y sonrió a su taza de café. Debería estar pensando en su hija, no en la mujer engreída de sonrisa sucia que le había invitado a una copa.

Como si fuera convocada por los pensamientos de Jennie, Jisoo apareció
junto a la mesa.

Jennie se lanzó a abrazar a su hija. La apretó con fuerza, con los ojos cerrados, y la respiró. Su hija. Jisoo olía como el perfume barato que llevaba desde el primer año de instituto.

Jennie le dio un beso a un lado de la cabeza y la soltó antes de que pudiera ser reprendida por haber aguantado demasiado tiempo.

La sonrisa de Jisoo era amplia y dentada, y Jennie tuvo ganas de llorar.

Dios, la había echado de menos.

—Hola, mamá, esta es Lisa—dijo Jisoo—. Lisa, esta es mi madre.

Jennie tardó un momento en pasar de mirar a Jisoo a mirar a la amiga de su hija. Su cerebro se retrasó, captando el nombre pero sin saber por qué hasta que sus ojos se posaron en Lisa.

Lisa.

Gracias a Dios, la madre de Jennie le inculcó modales desde que era una niña; su mente podría haber sido un grito interminable, pero Jennie no perdió el tiempo antes de extender su mano para estrechar la de Lisa.

—Encantada de conocerla, doctora Kim.

La cara de Lisa no era más que una sonrisa de satisfacción. Se pasó la otra mano por el pelo negro. Era tan hermosa y presumida como la noche anterior.

𝙇𝙖 𝙢𝙖𝙢á 𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙢𝙚𝙟𝙤𝙧 𝙖𝙢𝙞𝙜𝙖 | 𝙅𝙚𝙣𝙡𝙞𝙨𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora