Mala reputación

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No sé cómo empezar a describir a Daniel, así que comenzaré por el principio, nos conocimos en el secundario, en ese entonces él era el novio "homofóbico" de una de mis amigas.

A medida que pasaba el tiempo nos fuimos conociendo cada vez más y nos volvimos mejores amigos, terminando el secundario decidió también terminar su relación con mi amiga, tal vez era lo mejor para ambos que terminaran su relación, tanto yo como otros amigos que los conocíamos bien, considerábamos que por aquel entonces su relación no era muy sana que digamos.

Daniel tuvo muchos altos y bajos en la vida, se empezó a juntar con las personas equivocadas y me dejo de lado como si nuestra amistad nunca hubiera significado nada para él.

A lo que yo respondí con un rotundo y directo:

"No somos más amigos".

Sin pelos en la lengua y en su propia cara en una tarde de verano hace ya tantos años.

Algo que creo que ni siquiera él vio venir, pero que tampoco le importo mucho en ese entonces, pues no demostró ningún interés por mantener nuestra amistad o siquiera cuestionarse si había sido un buen amigo o no.

Pasaron los años y no lo volví a ver, no sabía nada de él, aunque él hubiera querido, tampoco hubiera podido comunicarse conmigo porque lo tenía bloqueado de todas mis redes sociales.

Pero un día se puso en contacto con una amiga en común que ambos teníamos y le pidió que por favor arreglara un encuentro entre los dos para poder hacer las paces conmigo y volver a hacer amigos como antes.

Nos encontramos, hablamos, nos abrazamos y los años que llevábamos distanciados se evaporaron para ambos en un segundo, así que decidimos darle una segunda oportunidad a nuestra amistad.

Pero con el tiempo vi que muchas de las actitudes del viejo Daniel aún seguían con él hasta el día de hoy y sabía que eso tarde o temprano iba a tener consecuencias en el futuro y así fue.

Con el tiempo empezó a aislarse cada vez más y desaparecía de la vida de los demás como si nada y cuando por fin se decidía por aparecer nuevamente y dar explicaciones de su repentino regreso, estas eran explicaciones vagas y sin sentido que no justificaban su ausencia tan abrupta de la vida de los demás.

Se disponía a escucharte sobre lo que tú habías pasado durante su ausencia, pero te miraba y juzgaba como si tus problemas y emociones fueran poca cosa comparado a lo que él había pasado.

Nunca podías estar peor que Daniel en la vida, aun cuando era completamente indiscutible que era uno quien la estaba pasando peor que él en ese momento, Daniel siempre encontraba la manera de minimizar tus problemas y hablar sobre él y de lo mucho que el sí había sufrido y que tuvo que superar en la vida.

Qué gran mentira...

Pero la gota que rebalsó el vaso para mí fue cuando trato de sacarle peso e importancia a mi pena por la tragedia de perder a mi padre por causa de un cáncer fulminante, como si no hubiera sido la gran cosa y que tenía que superarlo rápidamente, pues la vida iba a seguir con o sin mí.

Ya sé que la vida va a seguir sin mí sin importar como me sienta Daniel, pero un amigo debería entender que cuando uno está sufriendo una perdida tan grande como lo es un padre, tienes que olvidarte de tus problemas por un segundo, tragarte tu orgullo y admitir que el dolor de tu amigo es lo más grande en la habitación en ese momento.

Así que abrázalo...

Consuélalo lo más que puedas...

Y dale tiempo para sanar y volver a conectar con la vida nuevamente.

Pues parte de él murió aquel día en que su padre falleció.

Sé más empático Daniel...

Sé más humano...

Sé más...

Mucho más.

Recuerdos de una vida pasadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora