La magia del desastre | Christopher V.

1°

1| Infancia

¿Qué se supone que se debe de hacer cuando te sientes solo y desplazado en tu propia familia siendo una niña?.

¿No se supone que tu hogar debe ser el lugar donde encuentres tranquilidad y un lugar seguro?.

¿No se supone que tu familia debería hacerte sentir paz y confianza?.

Pues es algo que Anne no comprendía, su pequeño panorama no le daba respuestas, lo único que vagaba por su mente al ver como su familia le festebaja a su hermana su 10 perfecto en la escuela mientras dejaba caer su examen donde adoraba un “9.0”. Nadie noto que Anne también había dado su mayor esfuerzo pero tal vez y solo tal vez su memoria no era tan buena como la de su hermana mayor para retener toda la información.

Al notar que nadie se sentía orgulloso por ella siendo una pequeña niña opacada por su hermana, dejo de importarle lo mucho o poco que se esforzara ya que no importaba... Lo que ella hacía su hermana lo hacía dos veces mejor.

Jamas sintió celos por su hermana, de hecho la miraba como su super hermana, era como un ídolo para ella y le hacía sentir orgullo el decir: “Ariana es mi hermana mayor”.

Entre Anne y Ariana había una diferencia física. Ariana era alta, sociable, bonita y un tono más claro de piel. Anne era más bajita, muy tímida, insegura de ella misma, con una tez morena que nunca noto que bajó el sol brillaba en un canela exótico.

Las diferencias comenzaban a hacerse notar cada vez más en la mente de Anne, no por ella, por la gente que se lo hacía saber, incluso su misma familia.

“—¿Por qué no eres como tu hermana?”.
“—¿Por qué no le echas tantas ganas como tu hermana?”.
“—Siempre andas bien sería, deberías hablar más, como tu hermana”.
“—Ni parece hermanas, ella es más blanquita y tú muy trigueña”.

Las personas no notaban que sus palabras le quedaban grabadas en la mente de Anne, incluso, ni ella sabía el alcance que tendría esos comentarios en su vida.

Conforme pasaba el tiempo Anne crecía junto con el vacío en su corazón y la mente haciéndola flaquear. Ella sabía que no estaba bien pero se negaba a aceptarlo y cuando alguien lo mencionaba ella negaba rotundamente.

Su padre siempre estuvo fuera de casa, nunca había escuchado un “te amo” proveniente de él o un abrazo, era lo único que necesitaba pero cosas tan simples le fueron negadas.

Anne creció, hasta esa dichosa etapa y para ella, la más difícil y la que más le destruyó. La famosa “Adolescencia”. Llegaron tanto buenas como malas amistades, incluso comenzó su etapa de bullyng por sus compañeros. Que si era muy delgada, que si era fea, qué no tenía chiste, entre otras cosas más denigrantes.

Creció con temor a expresarse ya que en casa nunca pudo hacerlo, su memoria solo recordaba como ella se veía en la ducha llorando, sintiéndose completamente sola. Lo peor es que nadie lo notaba y solo la tachaban de amargada, malhumorada y fastidiosa.

Poco a poco padecía que Anne dejaba de preocuparse por ella misma, claro que sentía como su interior se iba marchitando poco a poco pero optaba por no decir nada. Nunca les importo a sus padres ni a su hermana ¿Por qué les preocuparía lo que siente una tonta niña de 15 años?.