Anabella Sanz
2024
Miro a mi alrededor, no comprendo en que momento llegué aquí. Mis manos están rojas y sudadas, gracias a Dios mi rostro sigue seco por la falta de cabello, aún no puedo creer que parezco calva con mi birrete que tapa mi poco cabello.
Arreglo mi toga y tomo un vaso de agua. Escucho a mi profesora de orientación, Isabel, llamarnos para que entremos al salón enorme. Acomodo mi birrete y me escabullo entre los familiares de mis compañeros, hacemos una fila al frente de la puerta y a un lado pasan los espectadores, veo como se sientan y dejan las tres primeras filas para nosotros.
Intento ignorar las miradas que todos me dan, sobresalgo por completo con mi toga blanca mientras mis compañeros tienen una toga azul, bajo la vista y escucho la voz de Isabel con un micrófono.
"Démosle la bienvenida a nuestra promoción de jóvenes maravillosos, un aplauso porfavor"
Todos aplauden mientras nosotros rápidamente nos adentramos en el salón rápidamente, tomamos asiento y dirigimos la vista al escenario, donde había una gran mesa y a un lado la profesora Isabel con un micrófono.
—Ahora, por favor, jovenes y familiares, démosle un aplauso a los profesores y a la directora Kennedy —dice la maestra y rápidamente los maestros salen de detrás de las cortinas para ubicarse en la mesa, en el centro se sienta la directora.—Recibamos a la directora Kennedy para que de unas palabras.
La directora camina hacia el podio en el escenario, todos aplauden y ella estira una pequeña hoja, jala el micrófono.
Tiemblo cuando escucho a todos aplaudiendo, ¿En que momento acabó el discurso? Realmente no presté nada de atención. Empiezo a aplaudir como si hubiera escuchado algo, justo por eso es que siento que esta toga blanca no va conmigo.
Justo ahora debería pasar la subdirectora Mary, pero renunció hace dos meses porque uno de mis compañeros le lanzó un zapato a la cara, sonrío de solo acordarme.
—Recibamos con fuertes aplausos a nuestro mayor donador y el que hace cuatro años portó esta toga blanca—ella sonríe con ternura mientras mira a alguien levantándose, todos quedan en silencio, mis compañeras sudan frío al ver a dicha persona en un traje negro perfectamente arreglado y planchado, debido a la falta de luz no se podía ver mucho, solo sus dos ojos azules brillantes—Joseph Rhode, uno de mis alumnos favoritos, un orgullo.
Todos aplauden fuertemente, algunas señoras poco disimuladas hasta se levantan, yo me limito a aplaudir tontamente mientras sigo sus pasos con mi mirada.
Se aclara la voz y mira hacia abajo un segundo, sus labios se mueven levemente en una sonrisa, que rápidamente se borra, mira al frente y se acerca al micrófono.
—Buenas noches a todos los presentes. Agradezco sinceramente la invitación de la directora Kennedy y la oportunidad de encontrarme con esta nueva generación y personas significativas como la profesora Isabel. —volteo a ver a la profesora que sostiene el micrófono con una sonrisa, él continúa —Quiero comunicarles que seré breve y conciso en mis palabras. En primer lugar, les insto a no solo trazar sus metas en papel o en otras personas, sino a grabarlas en sus corazones y mentes. De ese modo, dejarán una huella imborrable que les recordará la importancia de alcanzar sus objetivos.
Todos nos quedamos callados un Segundo y luego la sala explota en aplausos, me pongo de pie junto al resto de personas. Un escalofrío recorre mi espalda al verlo, es exageradamente imponente y misterioso. Cierro la boca al notar que me quedé viéndolo como estúpida y mi pulso se dispara cuando escucho la voz de la profesora Isabel.
—Muchas gracias por tus palabras, Joseph, me siento extremadamente orgullosa de ti, al igual que de la joven que viene a dejar en alto la toga blanca que una vez usó Joseph, recibamos a Anabella Sanz con un fuerte aplauso.
