Cap 2: Alexander

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~Alexander~

—¿Qué harás con el otro chico? —cuestionó Juli.

—No sé de quién hablas —mentí.

—El que te pateó la entrepierna ayer—añade Agus con diversión.

—Ya dije que no me importa.

—Miren, ahí está —avisó Jack.

Un aroma de chocolate combinado con menta inundó el salón, haciendo que mis ojos se posen con rapidez en el hermoso castaño que entraba y se sentaba junto al fenómeno de Tyson.

Mis amigos voltearon a verme cuando un gruñido traicionero salió de mi garganta.

—¿Ves? Tú también quieres golpearlo, vamos a divertirnos un poco antes de que llegue el profesor —habló Juli fingiendo inocencia.

Bien, yo sí quería divertirme con él, pero de otra manera... ¡Carajo! Ya ando pensando cochinadas y ni me conoce.

—Ya, ya, bueno, déjamelo a mí, iré en el receso, pero ustedes no se metan.

—Siempre te quieres llevar toda la diversión —se quejó la pelinegra haciendo un puchero.

Rodé los ojos, estando harto de su insistencia desde que les conté lo de la patada, porque claro, no les diré que es mi mate. Y eso es por una sola razón; en mi manada odian a los omegas macho. Desde que nacemos nos increpan la idea de odiarlos, que son simples defectuosos inservibles, además de débiles, un "error" que la Diosa Luna deja vivir solo por compasión. Cada vez que nace algún omega macho se lo llevan a algún lado del bosque, mi padre nunca me ha dicho lo que hacen con ellos. Y ahora que encontré a mi mate eso me deja una interrogante... ¿De dónde viene ese odio?

Ya en el receso quedamos solo Jack y yo, Juli se fue con Agus a buscar unos apuntes con Oliver.

—Toma, lo que pediste —deslizó la botella con jugo de naranja por la mesa, hasta ponerla en frente mío.—Ahora dime, ¿Quién te tiene babeando? —preguntó Jack con una sonrisa burlona.

—No estoy babeando por nadie —afirmé luego de tomarme el jugo de un tiro.

—A mi no me engañas. Andas pensativo, eso no es muy normal en ti que digamos —lo miré con cara de pocos amigos y le quité la hamburguesa que estaba apunto de comer —¡Hey, Dame eso! —intentó quitarmela sin éxito.

—Promete que no molestarás más.

—Ni loco, prefiero pasar hambre —se cruzó de brazos, dejando de forcejear.

—Bien —dije con malicia.

Me acerqué a los cubos de basura, extendiendo la hamburguesa sobre uno de estos.

—Espera, no te atr...

Solté la hamburguesa, que cayó encima de lo que, al parecer, era vómito.

—Tu querías pasar hambre —me encogí de hombros intentando aguantar la risa.

—Gracioso... Esto no se quedará así —gruñó en descontento.

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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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