Cap 1: Ryan

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~Ryan~

- ¡Ryan, llegarás tarde! -

- ¡Ya voy mamá! - exclamé con molestia desde mi cama.

- ¡No faltarás a tu primer día! - reclamó, golpeando insistentemente la puerta.

- ¡Ya, ya me levanté! - luego de un par de quejas más de su parte, escuché como bajó las escaleras.

Trastabillé hasta al baño por el cansancio, tal vez no fue buena idea quedarse despierto hasta las tres de la mañana... Ya que. Empecé a cepillarme y mi teléfono vibró, dejando ver en la pantalla un mensaje de Nataly.

- Listo para tu primer día? - seguido de esto un sticker de un gato.

Viré los ojos, desde que tengo teléfono me spamea esos stickers.

- Quiero morirme
Eso responde tu pregunta? -

- Que gracioso 🙄
vamos, animate un poco
que tal si encuentras a alguien guapo por ahí 7u7? - reí, negando con la cabeza.

- ya, deja de molestar
me tengo que alistar
o mi madre me matará -

- no te libras tan fácil de mí 👹 -

Apagué el teléfono cuando empezó a spamear stickers de gatos y llamadas, a veces ella puede ser molesta pero la quiero igual.

Una vez listo, bajé para desayunar junto con mis padres.

- buenos días - dije sin ganas.

- buenos días, Ryan - respondió papá - quita esa cara larga, ya te acostumbraras -

- pues yo no me quería mudar - me quejé, mientras comía de forma rápida lo que había preparado mamá - podría haberme quedado con los abuelos -

- no empieces de nuevo Ryan, sabes muy bien que tus abuelos están muy viejos para cuidar de alguien tan irresponsable - replicó mamá, algo irritada.

Supongo que es porque la he estado jodiendo a ella y a papá con que quiero regresar a nuestra antigua casa.

- como sea - bufé, dejé el plato en el lavavajillas y recogí mi mochila para salir de ahí.

Cuando mis padres me anunciaron que nos íbamos a mudar por un ascenso que le dieron a papá, me molesté, en parte estaba feliz por papá pero el mudarnos también significaba que dejaría toda mi vida atrás, mi casa, mi antigua escuela, esa no la extraño mucho pero da igual, también a mis amigos y mi novio... Mejor dicho ex-novio, vaya que de él si fue difícil despedirme, más que todo cortar porque siempre había estado para mí desde pequeños, fuimos descubriendo nuestra sexualidad juntos y a los doce empezamos a salir a escondidas, hasta que cumplimos quince y le contamos a nuestros padres, los de él dijeron que ya lo sabían, los míos... Bueno, ellos casi se vuelven locos, por lo menos solo bastó un día para que se calmaran. Cosas de la vida, ¿No?

Me paré en seco cuando llegué al frente del instituto. Suspiré, antes de adentrarme en esa multitud de personas y buscar la oficina del director.

Sentía la mirada de varios perforándome la nuca, a la vez que algunos murmuraban y reían, cosa a la que estaba acostumbrado, en mi antigua escuela me molestaban mucho por ciertas cosas como; ser el favorito de los profesores (sí, aunque suene loco tenía muy buenas notas), por según ellos, ser "raro" y la razón más frecuente era por ser gay, ya saben, homofóbicos de mierda. Un día me harté y les devolví cada uno de los golpes, no fue mucho, solo le rompí la pierna a uno... Eso no importa, mis padres tuvieron que pagar el hospital y yo estuve en detención por una semana, además de unas largas semanas sin teléfono y sin poder salir. Después de eso ni me miraban, ni yo sé de dónde saqué tanta fuerza, apenas recuerdo ese momento, supongo que la ira sí te ciega.

El Lobo En El BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora