Capítulo 1

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—¡Hey, Obito! 

Ante la estridente voz de Yahiko, solté un potente suspiro lleno de estrés. Mi amigo pelinaranja se acercó a mi y me rodeó con sus brazos por los hombros.

—Oh, ¿Qué sucede? ¿Te peleaste de nuevo con tu madre?

—Cuando no lo haga estaré verdaderamente aliviado y me verás saltando por toda la universidad.

Ante mis palabras, Yahiko solo se echó a reír fuertemente. Las peleas con mi madre eran tan constantes que se volvieron hasta normales en mi día a día. Aunque eso nunca quitaría el enojo y el estrés que me causaban las discusiones. Un estrés que generalmente sacaba con el omega del momento.

Lastimosamente, no tenía ninguno en la actualidad. El último me terminó debido a que se iba del país o algo similar. La verdad es que no escuché nada de lo que me estaba diciendo, ya que me lo estaba cogiendo.

—¿Sabes qué te hará sentir mejor? ¡Salir a comer un rico tazón de ramen! 

Ya sabía que comeríamos eso. Seguramente Nagato lo había propuesto y, al ser su omega, lo aceptó sin dudarlo. Aún teniendo en cuenta que hemos comido ramen en todas nuestras salidas. Intento ver ese tipo de comportamiento como algo estúpido, aunque, ciertamente, se me hacía un poco tierno. 

Era lindo el ver como Yahiko se la pasaba preguntándole a Nagato lo que quería o si deseaba hacer algo. Él siempre lo consentía y, como buen alfa que es, lo protegía de todo. Claro que esa sobreprotección lo llevó a pelearse varias veces con el hermano menor de su destinado: Naruto Uzumaki, quien era el único alfa de la familia debido a que su madre murió al dar a luz a su hermana menor. Su padre y hermanos eran omegas, por lo que se sentía sumamente responsable de cuidarlos.

Todavía recuerdo la vez en la que se agarró a golpes con Yahiko luego de que este le diera un beso a Nagato. Fue sumamente divertido el ver a un adolescente de 16 años partirle la cara a un universitario de 20. Aunque, para suerte de Yahiko, Naruto se calmó al encontrar a su destinado; una omega que no recuerdo el nombre, pero que iba en el mismo colegio que él.

Yahiko fue a mi casa el día en que se enteró que Naruto tenía destinado y celebramos a lo grande. Finalmente lo dejaría en paz, después de todo. Y yo finalmente dejaría de curarlo y de escuchar sus quejas y llanto sobre su cuñado.

—Está bien. Vayamos a comer ramen por quinta vez consecutiva. 

Yahiko se puso nervioso y yo solo le sonreí levemente.

—No te preocupes, amigo. Sé que solo quieres complacer a Nagato.

—¡De verdad te lo agradezco!

Ambos estábamos en la prestigiosa universidad de Konoha; una universidad solamente para la élite del país. La digna universidad en la que toda mi familia ha estudiado. Solo los más ricos y poderosos estudiaban aquí. Aunque, ciertamente, no le encontraba nada de especial al lugar. Simplemente era otra universidad más. 

Salimos de la cancha de voleibol, el lugar en el que me encontraba guardando mis cosas luego de haber entrenado un rato con el equipo de la universidad. Ya eran las seis de la tarde, hora en la que casi nadie estaba ahí. Casi todos tenían sus clases en la mañana o en la tarde; siempre se decía que la noche era para los adultos y los criminales. 

Caminamos por un buen rato hasta que llegamos a mi auto deportivo negro. Yahiko, como siempre, había venido en moto. Aparentemente, Nagato se la había llevado para guardarla, por lo que me tocaba llevarlo conmigo. Intenté subirme al asiento del piloto, pero Yahiko me detuvo.

—¡Déjame conducir! Hace mucho no conduzco un auto y temo perderle la práctica.

—¿Y te crees que hacerlo en la noche y con mi auto es la mejor situación?

Mi Omega ||Obikaka||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora