Capítulo 4

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—No puedo, no puedo, no puedo, ¡NO PUEDO!

—¿Qué no puedes?

—Ver a Kakashi de nuevo...

Yahiko simplemente se carcajeó. El muy hijo de perra se estaba burlando de mi situación. Aunque bueno, me estaba arriesgando a esto al contarle. Pero no había nadie más en quien confiara con plenitud. Sabía que se iba burlar, pero también sabía que no diría ni una palabra de esto a alguien. 

Luego de mi crisis, me fui sin despedirme de Sakutaro. No estaba en condiciones de asistir a mis clases. El aroma de Kakashi lo tenía impregnado en mi, aquel aroma dulce solo me volvía loco y me recordaba la estupidez que hice. Me fui directamente a mi auto, en donde me tardé un poco en arrancar. Mis manos temblaban y todavía recordaban el contacto con él. Me tuve que recostar en el volante y hacer ejercicios de respiración para poder calmarme. 

Para mi gran suerte, en la mansión no había nadie. Mis sobrinos estaban en sus clases, mis hermanos y cuñado en el trabajo y mis padres seguramente salieron a algún lugar. Los únicos en la mansión eran los de la servidumbre. Los evité a toda costa hasta llegar a mi habitación. Ya ahí, me metí a bañar de inmediato.

Y aunque odie admitirlo, me masturbé mientras recordaba lo sucedido. Debía sacar todo lo que llevaba adentro o verdaderamente explotaría.

Ya luego llamé a Yahiko y le conté todo. 

—Tienes que verlo de nuevo. Debes aclararle que no son nada y que ese beso es insignificante. 

El problema es que no era insignificante. 

Ese beso me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido con algún omega. A lo mejor y eran mis ganas excesivas de tener sexo, pero verdaderamente me gustó el beso. Fue la primera vez que mi alfa no se notó disgustado. Fue la primera vez que gruñó de satisfacción y que se sintió conforme. 

Fue... fue la primera vez que aceptó a un omega. 

Y la razón de eso estaba muy clara en mi cabeza, pero decidía dejarla en lo profundo por miedo.

—Creo que no hay nada por aclarar. Estoy seguro de que él supo muy bien que no significó nada.

Y me dolió eso. Su cara de decepción me lo dijo todo. Él había intuido eso. Y el ver su cara tan triste solo me hizo sentirme una basura.

Ahora la pregunta sería, ¿todavía podría volverlo mi amigo?

¡No! No puedo. Él seguramente me odia y yo lo único en lo que pensaría es en llevármelo a la cama.

¿Qué clase de amistad es así?

—Te ves decepcionado y triste. ¿Acaso el beso sí significó algo?

Yahiko sabía leerme bien.

—¿Te gustó acaso?

Muy bien.

—Sí...

—Oh, ¿entonces te gustó el beso?

—Sí...

Reaccioné tardíamente a lo que me dijo. Otra carcajada resonó por toda mi habitación.

—No te preocupes. Ya me esperaba esto. Se notó que los dos se gustaron al instante. Es decir, ni siquiera se soltaron las manos cuando se conocieron. ¿Quién hace eso con un desconocido? Y ni qué mencionar la forma en la que se miraban. Tú parecías embobado y en conflicto, mientras que Kakashi-san te miraba tan suavemente y con nervios. Es decir, ustedes son los únicos que no se dan cuenta que se gustan. O bueno, si no he escuchado mal lo que me contaste, tú eres el único. 

Mi Omega ||Obikaka||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora