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Eres una chica sencilla, tu vida no tenía mucho que destacar...

Tu padre era panadero y tu madre trabajaba en una residencia, teníais economía justa pero os podíais permitir algunos lujos de vez en cuando, tu padre trabajaba en la panadería de los Kirishima. A lo cuál tú y el pequeño Eijiro os conocisteis a una temprana edad.

Tu padre y el de Kirishima eran tan buenos amigos que se pusieron de acuerdo en tener a sus retoños en el mismo año para obtener una amistad como la suya. Y no solo eso, excusas fáciles para conseguir más tiempo juntos.

Tú y Eijiro crecisteis juntos y el plan de vuestros padres salió a la perfección.
Crecisteis juntos y os acostumbrasteis tanto a vuestra compañía mutua que llorabais si no obteníais esa compañía.

Todo pintaba bien hasta que llegó la adolescencia, que fue cuando empezasteis a tomar caminos y compañías distintas.

Tú eras popular extrovertida y bastante admirada por tus amigos. Por no decir que se te consideraba una chica guapa y de vez en cuando terminabas dejando a chicos en ascuas.

Mientras que el pobre Eijiro le pasó todo lo contrario, era muy poco reconocido y no mucha gente le buscaba. Tenía amigos pero eran los típicos raritos y muchas veces tenías que defenderle.

Eijiro era una de tus personas favoritas y una de las cuáles sin ellas no podrías vivir. Estaba al nivel de tus padres su importancia.

Te sentaba mal que le hicieran burlas, pero lo que te sentaba aún peor era el hecho de que nunca se defendía y permitía esos actos tan horribles.

Un día después de defenderle de unos abusones empezaron a decirle lo poco hombre que era por dejar que una mujer le defendiera. Y desde entonces se puso mucho más distante frente a mí...No quería mi ayuda...Se sentía más humillado por mí que por los propios abusones...

¿Me sentía mal? Claramente...

Cuando volvíamos a casa después de clases miré a Eijiro caminar solo unos metros más hacia delante de mí. Yo que también iba sola decidí acercarme. Estaba hasta el gorro de que me ignorara.

-Eijiro!! Deja de hacer el burro! -Dije preocupada por su salud mental-

Me acerqué a él y traté de hacerle parar agarrándole del hombro. Pero lo único que recibí fue un golpe y a él mirándome mal... El golpe me lo dió en la parte superior de la palma para evitar que le tocara... Se negaba rotundamente a hablar conmigo sobre el tema... Me dolía el golpe, pero lo que me dolía aún más era que me tratase así.

Sin pedir disculpas ni nada siguió su camino ahora más deprisa...

Me quedé mirándole estática. Se me cayó la mochila, y yo seguía de pie quieta mirándole desaparecer entre las calles.

Noté como mis ojos se humedecían y toqué mi mano para darle calor y disminuir el picazón...

-Disculpa... Se te ha caído...

Me giré sorprendida y vi a un chico de cabellos bicolor sostener mi mochila. El chico extendió sus brazos tratando de darme mi mochila.

-Perdona...No me había dado cuenta...

Agarré la mochila y me la puse en la espalda.

«𝗘𝗶𝗷𝗶𝗿𝗼 𝗞𝗶𝗿𝗶𝘀𝗵𝗶𝗺𝗮 𝘆 T𝘂 ✸  𝓢𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora