Los ángeles de Anselmo

Capítulo 1: Rafa el melenas, el terror de las nenas

Era un gran día; los pájaros cantaban, el cielo estaba despejado y el radiante sol iluminaba todo a su paso. Sin embargo, no era esa la única razón de dicha, un hecho fantástico e inédito había ocurrido; María había conseguido dormir 8 horas seguidas sin que el puñetero calor asfixiante la despertase.

En esos momentos se encontraba arreglándose para salir de casa, lo cierto es que era poco lo que pudiera hacer para mejorar su pelo encrespado, pero aún así la chica se empeñaba en buscarle una solución que nunca llegaría.

Tras una batalla María vs pelo de mierda, el pelo de mierda se salió con la suya y la chica, decidió hacerse una coleta y dirigirse a la playa. Había quedado con unos amigos que conoció gracias a un grupo de Whatsapp creado por ella misma llamado "Nefilim".

Mientras caminaba le vino a la cabeza un extraño sueño que había tenido aquella noche; un elefante con dos trompetas por orejas y un chico que agitaba las manos con una sandía aplastada en la cabeza. Había leído que los sueños tenían un significado; ¿pero como coño debía interpretar ella aquel sueño tan surrealista?

Finalmente llegó a la playa, y allí se encontró con sus amigos, quienes no se habían molestado en esperarla y ya estaban tomando el sol e hinchándose a comer como focas.

-¡Al fin llegas pedazo de puta!- dijo Rafa como modo de saludo.

-Gracias por esperarme, da gusto tener amigos como vosotros.- dijo María con sarcasmo, sentándose en el suelo y arrebatándole la bolsa de fritos a Nerea.

-¡Oye!- gritó esta indignada.

Sin embargo, no hizo ademán de recuperar las patatas; Nerea era demasiado vaga para eso.

Alex, que estaba tumbada al lado de Nerea, sacó el móvil y comenzó a hacerse 1500 fotos con su amiga. Carlo no tardó en unirse a las selfies, posando con su cara de siempre; levantando las putas cejas para que se le marquen las arrugas de la frente y sonriendo ligeramente, sin mostrar los dientes.

Rafa, quien se había puesto a cantar Chanderlier a todo pulmón, al ver que todos pasaban de su cara, se fue, indignado, a darse un baño.

Mientras tanto, Sonia y Barbi mantenían una curiosa conversación en la cual todo el grupo acabó participando.

-Imagínate que se pudiera quemar todo el mar.- dijo Barbi, encendiendo y apagando su mechero sin darse cuenta de ello- Todas las personas que están ahora mismo bañándose, acabarían quemándose también. Estaríamos rodeados de fuego, muerte, dolor y sufrimiento.

-Y entonces, mientras estuvieran en proceso de morirse, todos pedirían agua para apagar el fuego.- comentó Sonia, lanzándole una mirada de complicidad a su amiga- Pero claro, el mar estaría quemado también... ¡Sería imposible de apagar!

-¿Alguien me explica por qué le dejamos que se traiga el mechero cuando queda con nosotros?- preguntó Ara, mirando como Barbi jugueteaba con el fuego.

-Yo creo, que si el agua se pudiera quemar, todos moriríamos abrasados.- dijo Juli, quien había estado siguiendo atentamente la conversación.

-Sería maravilloso.-

-Tú también te quemarías, nena.- intervino Alex, mientras intentaba decidir que filtro quedaría mejor en la foto que acababa de hacerse con Nerea y Carlo.

La risa histérica de Andrea interrumpió la conversación.

-¡Madre mía! ¿Lo habéis visto?- exclamó, teniendo dificultades para hablar a causa de la risa- ¡Si es que el retrasado mental de Rafa tenía que ser! ¡Miradlo!- dijo mientras señalaba hacia la orilla de la playa.

Todos giraron sus cabezas hacia donde señalaba Andrea, y al ver lo que esta les indicaba, comenzaron a reír como subnormales. Sin duda, la risa que más destacaba era la de Nerea, quien se reía como la villana de una película; añadiéndole unos truenos de fondo la escena habría resultado bastante auténtica. La única que no se reía era María, quien se había quedado con cara de gilipollas mirando a su amigo.

Rafa corrió hacia ellos, agitando los brazos en el aire como un psicópata mientras el líquido de la sandía resbalaba por su cuello hasta llegar a su pecho. Tenía un trozo de sandía incrustado en la cabeza.

Andrea y Nerea se rieron con tal fuerza, que ambas acabaron dando vueltas en el suelo a lo croqueta mientras les lloraban los ojos a causa de la risa.

-¡Queréis dejar de reiros, pedazo de zorras!- gritó Rafa como un rabalero- ¿Pero qué haces loca del coño? Como no quites ese móvil de mi vista te juro que te cojo de los pelos y te arrastro por toda la playa.- añadió, al ver que Alex comenzaba a hacerle fotos mientras se descojonaba de risa.

Mientras tanto, en la orilla de la playa, un grupo de chicas lo miraban y se descojonaban de lo muy retrasado mental que parecía.

-¡Sí! ¡Vosotras reiros cacho putas!- les gritó Rafa, señalándolas amenazadoramente con el dedo- ¡Que como os pille os voy a tirar algo más que una sandía a la cabeza! ¡Os tiraré un melón! ¡Sí, un melón! ¡Os voy a tirar un puto melón!

-¿No me jodas que te lo han tirado ellas?- preguntó Carlo, soltando una carcajada.

-Sí, y solo por preguntarles la hora.- gruñó Rafa con cara de mala hostia- Chinas tenían que ser... Menudas putas...

-Rafa el melenas, el terror de las nenas.- murmuró Alex en tono burlón, provocando que Nerea y Andrea volvieran reírse como unas psicópatas.

Sara, al ver que María se mantenía en silencio, mirando a Rafa como si acabara de pasar el fantasma de Napoleón, se acercó a ella.

-¿Te pasa algo?- le preguntó esta, sentándose a su lado.

-Yo... Bueno, vas a pensar que es una tontería pero...

Justo cuando iba a continuar la frase, fue interrumpida por Nerea, que daba brincos de felicidad por toda la playa.

-¡Qué mono es por Dios!- gritaba, mientras sujetaba algo en la mano- ¡Mirad lo que me ha tocado en la bolsa de Doritos! ¡Es una pegatina de un elefante que toca la trompeta! ¡Qué adorable!