Capítulo 3

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Dionísio caminó entre los innumerables sueños con su sonrisa pícara, hasta que se le borro, sus ojos brillaron al ver un sueño específico, de ahí surgió su nombre.

Atravesó el velo y se encontró en una habitación, había un chico sentado en el escritorio, de espaldas a él.

El chico sostenía un amuleto y leyó el nombre incrustado en él.

" Dionisio "..., murmuró mirando el amuleto.

" Mi nombre ", respondió.

El chico que estaba de espaldas a él, dió un brinco y luego inmediatamente se giró asustado.

Dionisio sintió que su corazón latía de una manera que le resultaba extremadamente extraña. Al final ese chico no podía ser humano, ni siquiera las musas más bellas de Palacio podían compararse con tanta belleza que portaba este muchacho.

Era sumamente delicado, su apariencia, se podría decir que era el propio hijo de Afrodita. No era posible, Dionisio se negaba a creer que tal ser existiera.

Su cabello era blanco como las nubes, sus ojos azules le recordaban al cielo, sus labios eran rosados, su cuerpo parecía haber sido esculpido por la bella Atenea, su delicada cintura, sus anchos hombros, su bronceada piel.

"¿Q-quién eres tú? ", Preguntó Jisung.

Dionisio, que estaba encantado por la belleza del chico, recobró el sentido. Se aclaró la garganta y sonrió.

" Me llamaste ", sonrió y se acercó.

Han lo miró confundido y comenzó a retroceder.
" ¡N-no llamé a nadie! ", dijo, parándose contra la mesa.

Dionísio colocó ambas manos a ambos costados de Jisung acorralandolo, sus ojos conectaron.

" Mi nombre es Dionisio, Dios de la Naturaleza, el vino, la alegría y el teatro. También conocido por ser el Dios de las fiestas, y hace rato que me llamas ", sonrió al ver al mortal tragar duro y con los ojos bien abiertos.

" Ah sí pues, mi nombre es Han Jisung, el Dios solitario ", sonrió burlonamente a Dionisio, quien ladeó la cabeza sin entender.

"¿Existe un Dios Solitario y yo no sabía de su existencia?", se preguntó para si mismo.

Jisung puso los ojos en blanco y suspiró aburrido, "¿No ves que estoy siendo sarcástico contigo?"

"¡Cómo te atreves, un simple mortal, burlarse de mí!", dijo seriamente, mirando a Han.

"¡Los dioses no existen! Eso fue sólo un invento de nuestros antepasados", se encogió de hombros.

Dionisio se alejó de Han y lo miró con incredulidad, no entendía como los mortales hoy en día no creían en los Dioses, por eso el mundo se volvía cada vez más arrogante, y más caótico hasta tal punto.

"Me temo que estás muy equivocado niño"

"¡No me llames así!, mi nombre es Jisung..... ¿Sabes pronunciarlo? ¿No? ¡Han Ji Sung!"

"Está bien, Han Jisung, como te dije, soy un Dios, me llamaste y estoy aquí para responder a tu petición", dijo, mirándolo nuevamente.

"Solo dije tu nombre, no pensé que un ser tan extraño vendría a visitarme en un sueño"

"¡No vine a visitarte, invadí tu sueño!", afirmó sonriendo y comenzando a moverse por la habitación.

"Aparte de loco eres metiche"

"Mira a mi primo", sonrió al ver la foto donde salía Félix.

"Está más loco que un foragido del manicomio", dijo Jisung.

Han Jisung y El Hijo De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora