༺𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝐼𝐼༻

100 16 3
                                    

Tal como imaginé la habitación estaba totalmente vacía, había un silencio sepulcral en el cual solo se escuchaba mi respiración agitada.

-¿Qué acaba de pasar? -

Había acabado de hablar con... ¿Brahms? No podía ser posible, la voz se escuchaba muy real. Se escuchaba... Viva. ¿Y si no era Brahms? No, imposible. Dios, tal vez su espíritu necesita decirme algo.

Bien, necesitaba estar tranquila y ordenar mi mente si quería entender que estaba pasando aquí.

Probablemente me iría de la casa de cualquier manera, sé que puedo correr peligro si me voy. Pero no me voy a quedar con un muñeco endemoniado, ni aunque me paguen bien ni aunque me gusten las cosas paranormales.

Bajé al salón dándome un susto cuando vi que Brahms estaba sentado en el sofá.

-Oye... Lo siento por dejarte solo... -

Carraspee con nervios poniendo mi computadora en el bolso junto con una libreta.

Tomé las llaves lo más rápido que pude y salí de la casa sintiendo la brisa golpearme con fuerza.
Aunque hacía mucho frío, me sentía aliviada de lograr salir a la primera, en el fondo tenía miedo de que la puerta estuviera bloqueada o algo.

Lo malo ahora es que tendría que caminar al rededor de una hora para llegar al pueblo. Puse un poco de música conectando mis audífonos y empecé mi camino.

Tengo que admitir que nunca había sido una persona muy activa en el deporte, me dedicaba a trabajar y descansar cuando podía, el no haber tomado una botella de agua también afectaba, pero había salido tan rápido que ni siquiera lo pensé.

No ser detenida por ese espíritu o lo que sea que estuviera en esa casa me sorprendía bastante, supongo que no le di tiempo de hacer nada.

Me detuve al escuchar una voz detrás de mi y me quite los audífonos.

-¡Hola! -

-¿Hola? - Salude extrañada al ver al chico acercarse.

-¿Qué haces por acá sola? Digo... No pienses que soy un acosador o algo, solo me sorprende ver a alguien por acá. -

-Ah... Voy al pueblo. -

-Genial, yo también voy, podemos ir juntos si quieres. -

Examine al chico de arriba a abajo viendo que llevaba ropa deportiva y parecía estar corriendo, eso me dió un poco de confianza así que asentí y seguí caminando con él a mi lado.

-¿Por qué no pediste transporte o algo? -

-Quería caminar un rato, es la primera vez que voy al pueblo desde que llegué. -

-¿De verdad? Así que eres nueva. ¿De donde vienes? -

-De Londres. -

-Genial, yo he ido a Londres algunas veces. ¿Y que te trajo por aquí? -

-Vine por trabajo. -

-Oh, ya veo. -

-¿Tu estabas ejercitando o algo así? - Pregunté intentando que no muriera la conversación.

-Ah, sí. Vengo a trotar por aquí y aveces por el otro lado del pueblo. ¿Donde te quedas? -

Frunci el ceño mirandolo y el rápidamente se puso nervioso.

-¡No lo malinterpretes! Es que... Pues... No vives en el pueblo y... Ay Dios. -

Me reí un poco de como tartamudeaba.

-Me quedo en la mansión Heelshire. -

Él se quedó en silencio y me miró sorprendido.

-¿De verdad? Debes estar bromeando. -

Porcelain Man - (Brahms Heelshire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora