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- Stolas estaba rodeado, atado de pies a cabeza en un hermoso estilo bondage y amordazado. Su vista era borrosa, ni siquiera sabía como terminó en dicho estado.

Su cuerpo comenzó a entumecerse, pero antes de que pudiera quejarse, entraron tres figuras que el príncipe goetia reconoció de inmediato.

ーMhnm, mirenlo que lindo se ve atado sin escapatoria alguna...ー Rió Asmodeus, seguido por Vassago y Andrealphus quienes venían junto a él.

Stolas frunció el ceño, no lograba entender que era lo que estaba ocurriendo. Trató de forjar las ataduras pero rápidamente estas se hicieron más apretadas, impidiendo el escape.

ーNo no, nada de eso, my prince. Cada intento de huida será en vanoー El pecado habló con una gran sonrisa.

El príncipe apenas y pudo escucharlo, su cuerpo dolía y sus ojos amenazaban con cerrarse. Hizo ruidos a través de la mordaza, pidiendo a tientas el derecho de habla.

Asmodeus tuvo compasión con él y dio el permiso, asintiendo hacia sus acompañantes. Vassago se acercó al príncipe y retiró dicha mordaza. El príncipe tosió suavemente, por la comisura de su pico bajando un pequeño hilo de baba.

ー¿Por qué estoy aquí?ー Preguntó. Asmodeus volvió a reír:

ーTe haremos una pequeña demostración...ー Y con esto chasqueo los dedos y el búho pudo notar como Vassago y Andrealphus comenzaban a acercarse.

Mientras que Vassago se posaba en la parte trasera del príncipe, acariciando y besando su espalda, Andrealphus comenzó a besarlo salvajemente. Aunque Stolas dio lucha, al estar atado y bajo merced de las otras tres aves presentes no pudo hacer nada más que retorcerse (además también de que era el más débil de la habitación).

Sus mejillas se tiñeron de un rojo vino luego de que el loro rojizo comenzara a acariciar suavemente su vientre, bajando hasta sus piernas y terminado en su parte baja. Stolas soltó un pequeño gemido durante el beso y el pavo real aprovechó para insertar su lengua y profundizar.

Con Vassago masturbandolo y Andrealphus besándolo, Stolas comenzó a sucumbir ante el placer. Sus piernas comenzaron a temblar y pudo sentir como empezaba a mojarse.

Asmodeus veía la obscena escena con una sonrisa, comenzando a ponerse duro. Se sentó en una de las tantas sillas que se encontraban en dicha habitación y comenzó a acariciarse, alimentándose de la lujuria de las otras tres aves.

En la habitación solo se podía oír los suaves gemidos del príncipe más pequeño y el chapoteo de los dedos del loro rojizo contra su mojada entrada. Stolas podía sentir que se acercaba pero cuando casi estuvo allí, el pecado chasqueo nuevamente los dedos y Andrealphus y Vassago detuvieron sus movimientos de inmediato.

Stolas soltó un gemido patético y desesperado, su cuerpo ardiendo tras la negación del orgasmo. Asmodeus sonrió y se acercó, tomando suavemente la cara del búho.

ー¿Qué pasa, pajarito? ¿Realmente creíste que te correrías? pfft, no. Apenas estamos empezando con la diversiónー Ozzie habló en un tono bajo y seductor.

Pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de los cristalinos ojos del indefenso Goetia y el pecado las apartó hacia un lado, acariciando sus rosadas mejillas para que éste se calmara.

ーNo te preocupes my prince, obtendrás ese jugoso orgasmo que tanto deseas, pero primero queremos divertinos un poco contigo. Me gustaría probar ese piquito tuyo, se ve que Andre estaba disfrutando con tu lengua...ー

¿𝐅𝐀𝐍𝐓𝐀𝐒𝐈́𝐀? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora