Me preguntaba cómo habíamos acabado así: arrodillados en el suelo, impotentes, esperando a que decidieran nuestro destino. El pavimento bajo mis rodillas parecía absorber toda la esperanza, dejándome vacía. Pero lo que más me dolía no era el frío ni la incomodidad, sino la idea de que no tenía control sobre nada. Estábamos a merced de la peor pesadilla hecha realidad.
—¿Ya se han cagado? —dijo una voz burlona, sarcástica, cortando el aire como un cuchillo.
Reconocí esa voz al instante. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda mientras levantaba la cabeza lentamente, mis ojos encontrándose con los suyos. A pesar de los años y la brutalidad que ahora lo rodeaba, no podía confundir esa mirada: era él.
—¿Negan? —Mi voz apenas era un susurro, cargada de incredulidad y el peso de todo lo que habíamos vivido. Él me miró con esa sonrisa sarcástica, como si todo lo que estaba sucediendo fuera solo un juego.
Y en ese momento, mi mente se transportó de nuevo al comienzo del caos. Al día en que todo cambió.
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Era un lunes cualquiera. Me desperté al sonido del televisor, con las noticias de fondo mientras mis hermanos discutían sobre algún programa. Daryl y Merle eran mi ancla, mis protectores. Siempre habían estado allí para mí, y en ese momento, no sabía cuánto les debía, ni cuánto los necesitaría más adelante.
—¿Ya te vas, Jessica? —preguntó Daryl, sin quitar la vista de la pantalla.
—Sí, me voy al trabajo —respondí mientras me abrochaba los zapatos y recogía mis cosas.
—Ten cuidado. Dicen que hay un virus raro, gente enferma por todas partes —advirtió Merle, con una expresión más seria de lo normal.
Me detuve un segundo, sintiendo el nudo de preocupación en mi estómago, pero lo ignoré. —No se preocupen, hermanos. Estaré bien. —Sonreí para tranquilizarlos, aunque algo en mí ya no estaba tan segura.
Agarré las llaves del coche y me dirigí al instituto.Aquel día, todo parecía normal, pero a medida que avanzaba la jornada, sentía una tensión en el ambiente. Algo no estaba bien, aunque no podía saber qué.
Después de mis clases, mientras revisaba exámenes camino a la salida, choqué con alguien. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para que mis papeles cayeran al suelo. Me preparé para el impacto, pero unos brazos firmes me detuvieron.
—¿Estás bien? —preguntó, su tono de voz desbordando su característico sarcasmo, aunque sus ojos me miraban con genuina preocupación.
—Sí, estoy bien. Gracias por evitar que me diera de cara contra el suelo —dije, mientras recogía los papeles que se habían caído.
Negan soltó una carcajada y me ofreció algunos de los papeles. —Distraída como siempre, ¿eh, Jess?Negan se agachó y me ayudó a recoger los papeles, sus dedos rozando los míos.
—Es parte de mi encanto —respondí con una sonrisa, aunque no pude evitar sentir un ligero rubor en las mejillas.
Nos pusimos de pie al mismo tiempo, mirándonos,Negan y yo siempre habíamos tenido una conexión difícil de definir, pero nunca habíamos cruzado esa línea,
—¿Ya terminas por hoy? —preguntó, con ese aire despreocupado que siempre lo había caracterizado.
—Sí, por fin —respondí, sonriendo mientras intentaba controlar el leve nerviosismo que me generaba estar tan cerca de él.
—¿Qué tal si tomamos un café? hace mucho que no nos tomamos algo juntos—me propuso, con esa actitud despreocupada, pero sus ojos reflejaban algo más profundo. Sabía que algo lo estaba inquietando, aunque no lo dijera.

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Entré el Caos y el Destino {Negan y Tú }
FanfictionEn un mundo desolado por el apocalipsis, Jéssica Dixon ha aprendido a sobrevivir a toda costa, protegiendo a su familia y a su grupo de los innumerables peligros que acechan cada día. Sin embargo, una nueva amenaza emerge, más implacable y personal...