Irrupción

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"Si te vas ahora, el sol jamás podrá volver a salir para mí."

Aquellas habían sido las últimas palabras que pronunció para ella, palabras de despedida, pero muy lejanas a ser un adiós.

Su corazón se marchitó mientras observaba cómo su sol salía por la puerta para no volver jamás, llevándose consigo su felicidad.

Había sido injusto, lo sabe, aferrándose al egoísmo de conservarla infeliz a su lado, cargando el peso total de su separación a la mujer que alguna vez fue su todo... pero al menos le quedaba el consuelo de poder afirmar que sus palabras nunca fueron vacías, únicamente el producto de su desesperación y de su corazón que ahora se encontraba roto.

Incluso así, Lilith no se había dado la vuelta, su sol desapareció justo como lo hace el verdadero al atardecer, sólo que el suyo jamás volvió a salir y su vida se llenó de oscuridad para siempre... O al menos así lo pensaba en aquel entonces.

Irónicamente, si en su vida tan monótona y vacía existía algo a lo que ahora poder llamar una novedad, eso era su reciente buen humor y buen estado en general. Se sentía como si la noche por fin hubiera terminado y todo gracias a que finalmente había sido invitado al hotel de su hija.

El sol había vuelto, era su hija quien ahora iluminaba su vida, o al menos, los pedazos que quedaban de ella.

No había lugar a dudas, cualquier día con su Char-Char era un día feliz y glorioso; no le importaba si se encontraba a sí mismo en medio de un desayuno ruidoso preparando hot cakes para un pelotón de pecadores o en medio de una montaña de papel mientras ayudaba a su encantadora hija en sus ingeniosas y brillantes ideas para reformar a las almas del infierno; en definitiva estaba más feliz que nunca, se sentía como si hubiera alcanzado el cielo, sin posibilidad alguna de ofender al otro cielo en aquella comparación.

Sorprendentemente, todos aquellos pecadores que su hija tenía como huéspedes resultaron ser mucho más agradables de lo que alguna vez llegó a imaginar; el hotel también era un lugar precioso y acogedor.

No le quedaba queja o reclamo, aunque, debía admitir que parte de toda esa comodidad que actualmente percibía se debía a la agradable (y también poco común, según el resto de pecadores) ausencia del intento de botones que siempre solía estar rondando a su pequeña.

Todos debían admitirlo, el hotel era un mejor lugar sin su desentonante presencia y su molesta y chirriante voz; aún mejor, luego de la reconstrucción, los espacios lucían mucho más frescos sin todos esos trofeos de caza de mal gusto o las anticuadas decoraciones de antaño; definitivamente el hotel había ganado puntos en refinamiento desde su intervención y eso no estaba a discusión.

¡Todo era perfecto ahora! ... O al menos lo sería, si tan solo el corazón de su hija no fuera tan grande y generoso como para incluso albergar a ese cruel y despiadado pecador en su interior.

-¿Aún no ha regresado? - preguntaba Charlie todas las mañanas cuando se encontraba con el resto de huéspedes, sus ojos se llenaban de preocupación por sólo encontrar negativas y ni siquiera los hot cakes ultra mega hiper especiales con chispas de patitos, que siempre la animaban cuando era pequeña, estaban funcionando.

Alastor había desaparecido hace exactamente 10 días. El bastardo sobrevivió al exterminio, se presentó a cortar el listón del hotel como si estuviera en su derecho (Incluso luego de no haber movido un solo jodido dedo durante la reconstrucción) y más tarde se desvaneció entre sus sombras como la rata escurridiza que es.

Todo esto a él no le pareció algo negativo, si quería irse ¡Qué mejor para todos los demás! pero su hija no lo tomó igual.

"Alastor jamás había abandonado sus responsabilidades de esta manera, papá."

All Of Me (Alastor x Lucifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora