Pacto

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Hace siglos que debió de haber reflexionado acerca de que no debería hablar sin pensar, y menos aún, hacer promesas implícitas sin reflexionar ni un poco sobre las consecuencias.

Porque, ¡santa mierda!, era definitivamente mil veces más fácil decir que salvaría al demonio de la radio que hacerlo.

Ya no había vuelta atrás; su hija le había abrazado tan fuerte con ese rostro de alivio, y había repetido tantas veces "Gracias, gracias, gracias", que ahora salvar al demonio ciervo no era más una opción. Se había convertido en una obligación y aquí y ahora se veía pagando las consecuencias, limpiando su sudor luego de estar al menos 5 horas eliminando los residuos del poder celestial con la precisión de un cirujano.

—Maldito idiota —se quejó mirando por el rabillo del ojo al pecador que ahora mismo se sentía como una verga en el culo. Por la mañana inclusive había tenido que invocar una cama para no dejarlo tirado en el suelo desangrándose como venado arrollado en carretera, y ahora mismo era realmente un fastidio verlo dormir profundamente mientras él se sentía completamente molido por haber drenado una gran cantidad de su poder en el proceso de ayudarlo.

Al menos ya no tenía más esa sonrisa de estúpido, porque si la tuviera, desde hace rato le hubiera arrancado los labios.

—Papá, ¿Puedo pasar? —La voz suave de Charlie trajo a su ceño fruncido una sonrisa relajada en tiempo récord, y antes de que la chica volviera a llamar a la puerta, ya se había levantado a abrirla él mismo.

—Adelante, cariño —dijo dulcemente. La joven traía una bandeja con lo que parecía ser la cena. ¿Acaso ya era tan tarde? Tal vez habían pasado más de 5 horas en realidad.

—Te traje la cena —Charlie mostró con una sonrisa cálida, aunque inmediatamente pudo notar cómo sus ojos no podían evitar desviarse al demonio recostado en la cama. Ante esto, él solo pudo suspirar, estirando las manos para tomar la bandeja y apartarla un momento.

—Gracias, cielo. ¿Quieres verlo? Se encuentra mucho mejor —invitó, y el aire contenido que dejó salir Charlie le dejó claro que su hija había perdido una gran carga.

Afortunadamente, nada de lo que dijo era mentira. El demonio de la radio ahora lucía mucho más alejado de su segunda muerte de lo que se podía decir hasta hace unas horas.

Para empezar, su piel había recuperado un poco de color, al igual que sus labios y párpados, que ahora parecían mucho más "normales" (o tan normal como el demonio de la radio podía ser); sus orejas seguían pegadas a su cabeza en una lastimera expresión, pero al menos la herida en su pecho finalmente estaba cerrada y ya no supuraba pus entre las costuras inflamadas.

—¡Alastor se ve mucho mejor! —exclamó Charlie con verdadero alivio palpable, inclusive con un par de lágrimas que limpió de las esquinas de sus ojos—. ¡¿Cómo lo hiciste?! ¡Gracias, papá, eres el mejor!

Y el abrazo repentino que su hija le había propinado había sido suficiente para que de pronto y a pesar de todas sus quejas, se sintiera verdaderamente orgulloso del trabajo que había hecho con este pecador. Después de todo, estábamos hablando de una recuperación milagrosa.

—Bueno, te lo he dicho, nada es imposible para tu padre —presumió orgulloso, apegándose al abrazo un segundo más antes de finalmente separarse.

Poco después, Charlie regresó su atención al demonio de la radio y se quedó un momento a su lado antes de acomodar con delicadeza y cierto "afecto" las sábanas que lo cubrían, acción que lo irritó un poco, pero no podía juzgar la generosidad de su pequeña.

—¿Él despertará pronto? —preguntó con esperanza. Y es aquí donde se le caía un poco el teatro de "Nada es imposible para tu padre". Era inclusive algo injusto que le durara tan poco.

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⏰ Última actualización: May 12 ⏰

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All Of Me (Alastor x Lucifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora