capítulo dos

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─¿¡Qué rayos!?

Cuando llegaron a casa, las chicas se vistieron y se prepararon para ir a la cama. Danielle fue la última en salir de la ducha, y también la última en vestirse y ponerse un corto pijama. Había salido de su habitación para ir directamente a el cuarto de Haerin e intentar despedirse de ella, pero en cuanto no la vio allí corrió a la sala y casualmente la encontró en el sillón, pero Danielle sólo vio lo que no quería ver. ─Kang Haerin, ¡pensé que la habías tirado!

─Mh-, bien, te mentí. ─Haerin sonrió nerviosamente y volvió a mirar la botella, Danielle tampoco podía negarlo, también se sentía atraída por probar el misterioso líquido de ahí,  aunque de todas formas se negaba correctamente a probarlo. ─De acuerdo, no te miento, todo esto es muy raro.... Y aun así yo quiero pro-

─Y precisamente por eso hubiera sido mejor que tiraras esa botella.

─¿Y tú por qué la recibiste? ─Haerin miró a Danielle que estaba sentada a su lado en el único sofá de la sala y Danielle resopló.

─Quizá lo hice para quitarnos a esa mujer de encima. ─Danielle respondió y observó en cierto pánico la forma en que Haerin retiraba la tapa sobre la punta de la botella. ─¡En serio, no te lo bebas!

─Calma, Dani~ No quiero ser la amiga introvertida que nunca se aventura a nada....

─¡¿Pero?!

Demasiado tarde, Haerin estaba cerrando los ojos con fuerza mientras el líquido azul marino se deslizaba en su boca, garganta, sabía a una especie de zumo de uva muy dulce, y Haerin nunca habría probado algún tipo de jugo de uva, ni siquiera era esa fruta. Danielle dejó de taparse la boca y le quitó la botella a Haerin rápidamente, incluso se molestó al oír su risita. ─¡Danielle, cálmate~!

─Carajo, no lo estoy haciendo. ─Danielle miró que sólo quedaba la mitad de la bebida y apartó la botella sin ponerle la tapa. ─En serio, estoy molesta. ¡No tenías que haberla bebido!

─¡Ya, unnie! No me pasará nada, confía. ─Haerin medio exclamó en sus palabras y luego tragó saliva en silencio, el sabor aún invadía en su boca y no dijo nada para cuando de repente empezó a sentir un golpe de intenso calor sobre el pecho. ─Y está bien, ya si dentro de un rato ves que me pongo muy mal entonces vamos a tener que ir a urgencias....

─¿Dentro de un rato? Cariño, estaré durmiendo. Será mejor que no me despiertes y ya está. ─Danielle se levantó del sofá y se dirigió a su habitación separada de la de Haerin, intentando olvidar torpemente la preocupación. ─Ya me voy, buenas noches.

─Espera ¿sigues molesta? ─Haerin formó un pequeño mohín cuando se acercó a la puerta abierta de la habitación de Danielle, mirando con curiosidad a la australiana sentada en su cama.

─No será culpa mía si te pones enferma. ─Danielle se encogió de hombros, algo preocupada en secreto. ─Ni siquiera fuiste aventurera, fuiste rebelde al beber eso.

─Bueno, supongo que no me arrepiento.... ─Haerin no dijo nada más y se fue a su habitación. Danielle pensó que todo estaría bien, súper bien, hasta que casi a las 10:05 pm de la noche una agitada Haerin despertó a su amiga. Danielle pudo verlo en su mirada, no había miedo, solo algo de cansancio y Danielle dejó salir un sonido preocupado de sus labios mientras tocaba el cuello de Haerin. ─Dios mío, ¡tienes fiebre!

─No lo sé, de repente empecé a sentirme mal hace un rato.... ─específicamente hace un rato Danielle se había quedado dormida mientras Haerin había empezado a sentirse mal en su habitación. ─Pero al mismo tiempo siento mucho sueño, aunque ¿podrías vigilarme? Sólo un ratito y a lo mejor después me duermo y ya no pasará nada malo. ─Haerin le dijo y Danielle resopló, negando a medias.

─Está bien, como buena amiga me quedaré aquí por ti. ─Danielle entró en la habitación de Haerin, era el cuarto más grande y se sentó en la silla gris del escritorio, Haerin se tumbó en la cama, ─¿Sólo es eso, fiebre?

─Sí. Y otras cosas muy raras, en mis pensamientos.... ─Haerin se sonrojó pero Danielle ni siquiera la miró. ─Al mismo tiempo tengo frío. ─Danielle soltó una carcajada. ─¡Oye, no te burles! ─De repente Haerin se hizo bolita en su cama y miró a Danielle quien acalló su propia risa. ─¡Malvada~!

─¿Malvada? ─Danielle negó con la cabeza y la señaló ─Tú, gatita rebelde, no deberías de haber bebido aquello, en serio. ─Danielle bajó la mano y se cruzó de brazos sobre el escritorio, al pendiente de Haerin.

A los pocos minutos las chicas se habían quedado dormidas, sobre todo Danielle, con la cabeza apoyada en el escritorio y los brazos cruzados como una improvisada y torpe almohada para ella misma. Haerin por su parte, aunque parecía estar sumida en un profundo sueño, comenzó a experimentar los cambios que fácilmente proporcionaba la bebida tras su ingesta.

 Haerin por su parte, aunque parecía estar sumida en un profundo sueño, comenzó a experimentar los cambios que fácilmente proporcionaba la bebida tras su ingesta

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