Bajo la Luz del Atardecer

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Me encuentro de pie junto a la ventana, observando cómo los últimos rayos del sol se desvanecen lentamente en el horizonte. A mi lado, ella yace sobre la cama, envuelta en la suave luz anaranjada que se filtra por las cortinas entreabiertas.

Su piel desnuda brilla con un resplandor cálido, y sus ojos azules me miran con una mezcla de deseo y anticipación. Cierro los ojos por un momento, dejando que la excitación fluya a través de mí. Recordar cada detalle de su cuerpo, cada suspiro y gemido compartido, enciende el fuego dentro de mí una vez más.

Nos conocemos hace poco pero siento que te conozco muy bien, cada curva, cada sensación, cada detalle de ti, se que aun me faltan muchos por descubrir y eso es lo que me encanta, estoy seguro que cada encuentro seguirá siendo nuevo, cada caricia un descubrimiento. Me acerco lentamente a la cama, mis manos ansiosas por recorrer cada centímetro de su piel. La deseo con una intensidad que me deja sin aliento, y sé que ella siente lo mismo.

Nuestros cuerpos se funden en un abrazo apasionado, uniendo nuestras almas en un baile eterno de placer y éxtasis.Y así, en la penumbra de la habitación, nos entregamos uno al otro una vez más, explorando los límites del deseo y la lujuria en un torbellino de pasión desenfrenada. Porque en este momento, en este lugar, somos uno solo, perdidos en el éxtasis del amor carnal.

Nos encontramos en la cama, las manos y los labios explorando cada rincón de nuestro ser con un deseo insaciable. Me siento, atrayéndote hacia mí, sintiendo tu calor y tu esencia envolviéndome en una tormenta de pasión. Te acerco a mi cuerpo desde atrás, sabiendo que te gusta sentirme tan cerca, tan presente.

Tu espalda se moldea contra mi pecho, y la urgencia de poseerte se vuelve abrumadora, una necesidad que arde en cada fibra de mi ser. Tus manos exploran mis piernas con un toque ligero que despierta un fuego insaciable en mi interior. Mientras tanto, mis manos trazan senderos de deseo sobre tu piel, cada roce provocando una reacción deliciosa en tu cuerpo. Sientes cómo tu piel se eriza bajo mis caricias, un indicio claro de que estás disfrutando cada instante de este encuentro apasionado.

Mi mano izquierda se desliza hacia tus pechos, mis dedos acariciando tus pezones con maestría, arrancándote gemidos de placer que resuenan en la habitación como una melodía sensual y placentera. Es de esas que subconscientemente inundan tu mente de placer, esa que sabes que te gusta, la que primero excita tu mente para luego excitar tu cuerpo, llevándote a las alturas del éxtasis con cada nota susurrada entre gemidos de deseo.

Sin darte cuenta mi otra mano ya llego a tu cuello, lo aprieto con firmeza y giro tu rostro hacia el mío, inmediatamente cierras los ojos y dejas escapar un ligero gemido, que se traduce en una desesperada solicitud de que te bese apasionadamente, acerco mis labios a los tuyos con velocidad y al unirlos siento tus ricos labios calientes y húmedos, nuestros labios se mueven en perfecta armonía, luego de eso mis manos empiezan a descender lentamente por tu torso, acariciando cada centímetro de tu piel suave y ardiente, sin embargo mantienes tu rostro volteado hacia mí, porque no podemos parar de besarnos intensamente, entre labios y sutiles mordiscos aparecen nuestras lenguas encontrándose en un baile sensual, húmedo e intenso.

Subo una mano para no olvidar tus pechos "Me fascinan, tus pechos son una obra de arte que merecen ser apreciados en secreto", mientras con la otra mano desciendo más, siento cómo al pasar por tu vientre lo recoges con suavidad, exhalando profundamente como si me estuvieras invitando a sumergirme en lo más profundo de tu ser, como si fueras un tobogán ansioso de deslizarme hacia ti.

Siento cómo tu cuerpo se estremece bajo mis caricias, como si cada roce encendiera una llama ardiente en tu interior. Tus piernas, inicialmente tensas como si quisieran resistirse al inevitable torrente de pasión que se avecina, pronto ceden ante el deseo abrumador que compartimos. Y ahí estás, caliente y mojada, regándome con cada fibra de tu ser que te toque, te bese, que me adentre en lo más profundo de tu ser y te haga mía en un frenesí de placer compartido.

Mis dedos encuentran tu clítoris, y un gemido gutural escapa de tus labios, resonando en la habitación como un eco del placer que se avecina. Es el primer gemido fuerte de la noche, y me indica que estás sumida en el éxtasis del momento, lista para ser llevada aún más lejos.

Comienzo a estimularte suavemente, mis movimientos precisos y calculados desencadenando una oleada de sensaciones intensas en tu cuerpo. Cada caricia, cada roce, hace que te vuelvas más sensible, más receptiva a mi toque. Y sé, sin necesidad de palabras, que anhelas más, que tu deseo está al borde de desbordarse.

Tus caderas se mueven sutilmente bajo mis caricias, un intento tímido pero evidente de buscar más placer, de alcanzar nuevas alturas de éxtasis. Puedo sentir el deseo palpable en cada movimiento, en cada suspiro entrecortado que escapa de tus labios entre gemidos de anticipación. Te animo con palabras suaves y susurros cargados de lujuria, incitándote a entregarte por completo al placer que juntos estamos creando.

Y así, entre gemidos y suspiros, nos sumergimos en un torbellino de pasión desenfrenada, donde cada caricia, cada beso, nos lleva más cerca del abismo del placer. No hay límites, no hay restricciones, solo el deseo ardiente que nos consume y nos impulsa hacia nuevas alturas de éxtasis.

A medida que aumenta la intensidad de nuestros movimientos, tus gemidos y suspiros llenan la habitación, creando una sinfonía de placer que nos envuelve por completo. Tu cuerpo se arquea bajo el mío, tus manos aferrándose a las sábanas con fuerza mientras te dejas llevar por la marea de sensaciones que nos envuelve.

Abres más las piernas, rogándome que entre en ti con una urgencia palpable en cada movimiento. El deseo en tus ojos es insaciable, y no sé si podré resistirme por mucho más tiempo. Pero recuerdo que me estás dando la espalda, sintiendo mi miembro duro y caliente contra tu piel, una tentación irresistible que me insta a poseerte por completo.

Mis manos exploran cada centímetro de tu cuerpo, buscando los puntos de placer que te hacen temblar bajo mi tacto experto. Cada caricia, cada roce, desencadena una oleada de gemidos y suspiros que alimentan aún más el fuego que arde entre nosotros. Te tomo con firmeza, guiándote hacia el borde del abismo del placer, donde juntos nos sumergiremos en un éxtasis inimaginable.

Entonces, te levantas solo un poco, lo suficiente para poder tomar el control de la situación. A medida que te elevas, siento cómo mi miembro roza tu espalda y desciende entre tus nalgas, una sensación que despierta una lujuria aún más intensa en ambos. En este momento, decides hacerte cargo y tomas mi erección con firmeza, posicionándola entre tus húmedos labios inferiores con determinación.

Con maestría, acaricias tu ser solo con la cabeza de mi erecto y venoso miembro, humedeciéndolo con el dulce néctar de tu excitación. Cada roce envía oleadas de placer a través de nuestros cuerpos entrelazados, aumentando la tensión y la anticipación con cada segundo que pasa.

Después de algunas caricias húmedas que nos dejan a ambos al borde del delirio, llega el momento perfecto. Comienzas a descender lentamente, permitiendo que mi miembro penetre en tu interior con una exquisitez que desafía toda descripción. En ese momento, tu mente te ofrece dos posibilidades: resistirte al placer abrumador que se avecina o entregarte por completo a la pasión desenfrenada que nos consume.

La primera es que te avientes al placer y te sientes encima de mi con fuerza, entrando en tu con furia y . Y ahora estoy dentro de ti, sintiendo tu calor envolviéndome, apretándome con fuerza. Todo se siente tan bien, tan intenso, que apenas puedo contenerme.

Sigo masturbándote mientras te penetro, sintiendo cómo tu excitación aumenta con cada embestida. Sabemos que el clímax está cerca, y cuando finalmente llega, es como una explosión de placer que nos consume por completo.

Después del éxtasis, tu cuerpo se relaja poco a poco, y nos encontramos envueltos en un abrazo íntimo, nuestras respiraciones mezclándose en el aire cargado de pasión y amor.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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