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Pronto me di cuenta de que la suerte no estaba de mi lado. Cada día, semana, mes y año, Harry Styles estaba ahí, no había posibilidad de que me dejara en paz y yo estaba totalmente harto.

Lo único que quería era un día de descanso, un momento de paz y tranquilidad, sin un pequeño omega revoltoso rondando por mi jardín, esperando a que saliera a jugar.

Necesitaba librarme de él, fue entonces cuando inicié el sexto grado decidí actuar.

Comenzó lento, no tenía ni idea de lo que haría, pero tenía claro que la única forma de dejarle en claro a Harry que no me interesaba, era estando con alguien más, alguien que fuera todo lo contrario a él. Una forma original de decirle 'Ey Harry, mira, no eres mi tipo'.

Y así fue como creé mi plan.

Le pedí a Natalie Smith que saliera conmigo.

Para apreciar la brillantez de mi idea, es necesario que entiendan el contexto completo y es que Harry odiaba a Natalie, era su peor y única enemiga. Siempre la odio y sinceramente nunca entendí el porqué. Era linda, graciosa y tenía mucho cabello ¿Qué había de malo en una omega como Natalie Smith? Ni idea, pero Harry la odiaba, y yo iba a hacer aquella pequeña joya de mi conocimiento, la solución a mi problema.

Mi plan era invitar a Natalie a comer conmigo durante el almuerzo y quizá caminar juntos por los pasillos de colegio. De esa forma, si Harry se encontraba cerca de donde nosotros estuviéramos, lo único que tendría que hacer era acercarme un poco más a Natalie y las cosas fluirían por sí solas.

Lo que pasó, sin embargo, fue que Natalie se tomó las cosas muy en serio. Pronto comenzó a decirle a todo el mundo (incluyendo a Harry), que nuestra relación iba muy en serio y que estabamos perdidamente enamorados el uno del otro.

No pasó mucho tiempo para que Harry y Natalie se metieran en una especie de pelea de gatas, con rasguños, jalones de cabello, empujones, cachetadas y gritos de por medio. No está de más mencionar que la más perjudicada fue Natalie y como era de esperar, Harry fue quien ganó.

Al sentirme culpable, traté de mantenerme alejado de Natalie, ya que, de no ser por mí, probablemente ella no se hubiera peleado con Harry y no hubiese salido lastimada.

Esa fue la excusa perfecta para mi supuesto mejor amigo Liam de acercarse a ella y tratar de consolarla después de la pelea.

A pesar de que él fue parte de mi plan, tuvo el descaro de contarle que me acerqué a ella con el objetivo de que Harry me dejara en paz y mientras estaba tomando agua de un dispensador durante el receso, ella se acercó a mí muy molesta para reclamarme y me propinó una cachetada por ser un patán.

Discutí con Liam por ello y él negó haberle contado. Ahí aprendí que su código de honor era fácil de romper si se trata de omegas en apuros.

Sin embargo, en lugar de alejarse, Natalie optó por perseguirme a todas partes, lloriqueando y haciéndome sentir como un verdadero imbécil. Eso resultó ser mil veces peor que tener a Harry persiguiéndome por todas partes.

Todo se resolvió una semana después. Natalie empezó a salir con un chico de séptimo grado y se olvidó por completo de mí.

Entonces Harry volvió a mirarme con esos ojitos verdes acosadores.

Dejó de perseguirme, pero ahora hacía algo mucho peor. Comenzó a olfatearme. Todo gracias a que nuestro profesor de Ciencias tuvo la grandiosa idea de cambiarnos de lugar y yo tuve la mala suerte de sentarme en frente de Harry.

Ahora lo único que tenía que hacer era estirarse y podría comenzar a olfatear ¡Algo sumamente raro!

Traté de darle codazos o patadas discretas, traté de poner una silla en medio de ambos para alejarme de él, pero nada funcionaba.

Después de muchos intentos por evitar que me olfateara, me cansé y le pedí un cambio de lugar al profesor de Ciencias, pero como era de esperarse, él se negó y dijo algo acerca de no querer perturbar el equilibrio de las energías educativas. Así que tuve que acoplarme a mi nuevo asiento y ser acosado por Harry de nuevo.

A pesar de lo molesto que eso era, también tuvo un impacto positivo para mí, ya que para nadie era un secreto lo 'cerebrito' que era Harry Styles.

Su mano siempre era la primera en levantarse durante las clases; siempre que respondía las preguntas que planteaban los profesores, resultaban ser correctas; sus trabajos siempre los entregaba a tiempo y eso lo utilizaba como arma en contra de todos nuestros compañeros de clase. Incluso los profesores suelen poner de ejemplo sus proyectos como algo que sí se debe entregar y ejemplos de tareas que merecen una calificación excelente.

Justo por eso es que no me quejé tanto después de que nos sentaran en la misma fila. De repente todas las respuestas de Harry a las preguntas de clase y exámenes, las escribía en papelitos, con su bonita letra cursiva, y las ponía en mi pupitre. Gracias a eso, comencé a participar más en clase, recibir felicitaciones de los profesores y mejorar mi calificación de 7 a 9. ¡Fantástico!

Así pasé el sexto grado, en algún lugar entre la incomodidad y la felicidad, pero seguí esperando con ansias comenzar el séptimo grado y tener la oportunidad de alejarme de Harry para siempre.

Así pasé el sexto grado, en algún lugar entre la incomodidad y la felicidad, pero seguí esperando con ansias comenzar el séptimo grado y tener la oportunidad de alejarme de Harry para siempre

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