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Al otro día amanecí muy cansada. No quería levantarme pero debía hacer lo del restaurante. Me puse de pies con todas mis fuerzas y caminé hasta donde me habia dado la dirección Jisoo. Al llegar pude notar que era un lugar grande, era sumamente hermoso y muy moderno. Habia un hombre parado enfrente de la puerta principal así que sabia que no me dejaria entrar. Di la vuelta sin que se diera cuenta y crucé un gran muro, era la costumbre, si vives en las calles sabrás hacer de todo un poco. Entré por una puerta trasera. Por dentro el lugar era mucho más hermoso, unas lamparas lujosas que al parecer estaban echa de oro y tenían diamantes que brillaban. Unas alfombras rojas, las mesas tenían manteles de tela de la mejor calidad. Al parecer era un lugar muy caro solamente de ver su facha.

Me escabullí y abrí una oficiana que no estaba muy lejos de las mesas y los clientes. Habia un hombre sentado allí que al verme se levantó y rápidamente intentó correrme de allí.

- Señor, por favor no me eche, solo quiero pedirle un favor - Me safé de su agarré y junté mis manos en modo de súplica.

- ¿Cómo es que entraste aquí? No puedes estar aquí, es un lugar muy lujoso para alguien como tú - Me volvió a agarrar del brazo.

Iba a ser un poco difícil hablar con este hombre. Los clientes nos miraron, pero sobre todo a mi por traer esta facha. Mi ropa gastada, sucia y toda rasgada y rota, y la suciedad de mi piel, me hacian sentir como un bicho raro.

- ¡Salga de aquí ahora mismo! - Me arrastró para sacarme por la puerta de atrás pero no dejé que eso pasara.

- ¡Suelteme! - Grité pero no me soltaba, incluso aumentó la fuerza, me estaba haciendo daño, me iba a dejar moretones que iban a estar por días en mi piel.

Siguió forcejeando conmigo y yo no queria por ninguna razón salir de allí. Me recordaba a Jisoo quien tenía esperanzas de que nos ayudaran pero al parecer yo le estaba fallando, no queria fallar ni verla triste.

- Dijo que la soltaras - Habló una voz gruesa pero a la vez algo suave. Este sostuvo al hombre que era al parecer el jefe del restaurante - La está lastimando.

Al verlo me quedé completamente en shock. Nadie en mi vida me habia defendido, solo mi madre lo hacia cuando mi padre queria golpearme y se ponía ella en medio. Era un chico completamente hermoso. Un cabello oscuro al igual que sus ojos, sus labios eran finos pero el superior más que el inferior, abajo de estos traía un lunar. En su mejilla habia un pequeña sicatriz, si te fijabas bien la veías pero si solo lo mirabas unos segundos pasaba desapercibida.

El hombre no me quiso soltar, me caí al suelo y me arrastró por este. El chico tenía algo de enojo en su rostro, no le gustaba por ninguna circunstancias lo que estaba sucediendo, no era como los demás. Las personas bien vestidas siempre nos aborrecian por como nos veiamos o por la clase baja a la que perteneciamos, pero este chico era todo lo contrario.

Empujó al dueño del restaurante, este calló de bajo de una mesa donde se encontraba una pareja comiendo. El chico me extendió la mano para levantarme y yo acepté. Al levantarme me quedé unos segundos viendolo y luego salí corriendo de allí lo más rápido que pude por la puerta principal del restaurante y no miré atrás.

Perdón que los primeros capítulos sean cortitos, pero después voy a argumentar más, tengo bastantes ideas por ahora. Disfruten.

Señora Park

ᥫ᭡𝕄𝕚 ℙ𝕒𝕡𝕒́ 𝔸𝕕𝕠𝕡𝕥𝕚𝕧𝕠ඞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora