Como Dos Malvaviscos

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Era una tarde bastante cálida en la ciudad de Sumeru

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Era una tarde bastante cálida en la ciudad de Sumeru.

Kazuha que estaba de visita en la región para ver a su novio, por lo que entra a la habitación de este encontrándolo tumbado en la cama leyendo un libro, con la particularidad de que por algún motivo solo llevaba puesto su ropa tipo body negro de cuello alto, que cubría su torso y entrepierna funcionando de camisa y shorts muy cortos (casi bóxer ) al mismo tiempo, por lo que a la vista del albino su novio de cabellos índigos lucía con orgullo sus dos hermosas y largas piernas, que sin el saberlo se habían vuelto la debilidad del joven Kazuha que pronto se acercó hasta su cama colocándose frente a él abriendo ambas piernas sujetándolo de los muslos para luego ubicarse entre ellos.

El índigo aparta la vista de su libro y le arquea un ceja, a lo que ve al albino sonriendo en grande pero como le gusta molestarlo, cierra su piernas atrapándolo por el cuello, dándole una sonrisa maliciosa, divertido de la situación.

- Uhg! - reacciona el albino al sentir como esos suaves muslos lo empiezan a ahorcar. - Si te diviertes pensando que me molestaría, que sepas que lo estoy disfrutando. -habla con dificultad y vuelve a darle otra sonrisa tonta y en respuesta el índigo gira sus ojos y lo suelta.

- ¿Qué quieres? Ahora estoy estudiando, mañana tengo examen y Nahida ya me advirtió que quiere buenas notas. - advierte con algo de hastío por la actividad, y más teniendo a su novio a su disposición para divertirse de cualquier forma con él.

- Entiendo, en ese caso puedes seguir estudiando -su mirada se dirigió al muslo que tenía en su lado izquierdo y con su mano empezó a acariciar la parte externa de este. -yo solo me quedaré aquí admirándote, ya sabes lo de siempre.

El índigo sonrió de lado y suspiró.

-Cómo sea. - dio permiso y regresó su mirada al libro para volver a concentrarse en su lectura, dejando al albino con su mirada perdida en aquella zona de sus piernas.

Pronto empieza a apretar ambos muslos con sus manos y los masajea a la vez, sintiendo lo blanditos y suaves que son, justo como los malvaviscos, tan pálidos y esponjosos, que de solo pensarlo se vio tentado a morder.

-¡Auch! -El índigo se tensó apenas sintió varios dientes a la altura de su muslo derecho. -¡¿Qué te pasa?! - reacciona molesto y confundido, pues en los pocos meses que llevan de novios, Kazuha nunca se había atrevido a morder o a juguetear con esa parte de su cuerpo, por lo tanto no sabía lo sensible que podía llegar a ser ahí.

Kazuha se sonroja algo avergonzado pero intenta mostrarse calmado.

-Lo siento, es que no puedo evitarlo, estos dos malvaviscos me están haciendo ojitos. -le da una mirada tierna de cachorro en busca de compasión, pero solo obtiene un sonrojo por parte de su novio el cual gira su rostro para ocultarlo.

- Mmmm... - no sabe que decir, no puede negarse cuando su novio es tan encantador, y más ahora que está sacando un lado travieso que pocas veces ha mostrado. -parece que estás bastante aburrido para querer entretenerte así -el erudito extiende una de sus manos al rostro pálido de Kazuha y lo toma del mentón. -pequeño travieso.

Dónde El Amor Y La Pasión Se Encuentran ❤️‍🔥 Kazuscara. 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora