El Chico De Los Huevitos Quemados

0 0 0
                                    

Desde ese día del accidente el ambiente en el trabajo se ha tornado un tanto ameno: se ha formado un circo a mi alrededor, muchos compañeros hacen mofa de mi situación. Y los entiendo:
Es difícil no notar a un sujeto (yo) que tiene que pasar por medio edificio con lo que parece un "pañal" para adulto, aunque ya haya explicado mucho que en realidad se trata de un arnés.
Las reacciones son diversas desde el conserje, las señoras de limpieza y por supuesto las discretas miradas despectivas de los altos ejecutivos a quienes me tengo que dirigir por mi nueva asignación temporal, mi jefe me prometió un cambio de rol hace dos días.
Creo que fue por petición de los mismos clientes al verme tan maltrecho, —dijeron: —disfrutamos de su compañía pero no queremos verlo en ese estado, traigalo de vuelta cuando esté entero.
Y así me tienen de currier por medio edificio caminando con las piernas en forma de alicate para evitar la fricción llevando papelito aquí y allá en un tiempo donde ya se ha intentado un sin fin de formas en las telecomunicaciones
¿Será este acaso un nuevo nivel de tortura o generosidad desproporcionada por parte de mi jefe?
No quiero saberlo, solo debo de caminar lento pero seguro e ignorar las múltiples risas de la gente y hacer de cuenta que nunca escuché el apodo: el chico de los huevitos quemados.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Extrusión Y Otros CuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora