𝐍𝐎 𝐒𝐎𝐘 𝐔𝐍 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 ── ☆ "No soy un omega, mucho menos su omega."
Fueron las palabras que Quackity les repitió una vez más a aquella banda de Alfas y Betas que lo rodearon mientras salía de aquel colegio con sus padres esperándole. No quería...
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Era un día común en la mansión de los Maldonado, aquella pareja de padres discutía una vez más el futuro de su único hijo, mentiría si dijera que nunca se les cruzó por la mente la idea, dejar solo a su hijo por ser un omega, pero luego fue descartada por su estúpida reputación.
Sus discusiones siempre llegaron a los peores gritos destructibles, pero nunca a los golpes, o quizás sí, pero no lo sabíamos. Aquellos gritos solo eran algo más de la rutina cuando estaban en casa, pues cuando estaban eran solo peleas y gritos.
¿Y en aquel día pensaron la mejor o peor idea? Llevarlo a un colegio privado de los mejores del mundo, pero que era solo para Alfas y Betas. Aun así, el padre no se sacó la idea, pues desde siempre pensó en que su hijo sería el verdadero orgullo de lo que no consiguió y mucho más, hasta que nació omega para su desgracia, pero aunque sea una decepción, lo convertiría en lo mejor. Para que les diera un mínimo de orgullo que merecían.
Así que llego la conclusión y fueron junto a su hijo a reunirse al gran comedor donde ya estaba Quackity sentado comiendo solo, pues era algo habitual para él. Al ver que llegaron no se inmutó ni siquiera en saludarlos.
Ya había terminado, pero rápidamente sus padres lo pararon.
―Antes de que te vayas, verás... Tu mamá y yo decidimos en meterte a un colegio privado, por fin podrás salir de la mansión y convivir con más chicos de tu edad―. dijo su no tan querido padre.
―Ya. ¿Eso es todo?― cuestiono Quackity levantándose del comedor.
―Sí, eso es todo. Ya puedes irte, en el transcurso de la semana estaremos dándote más información y esas cosas, todavía tienes una semana de descanso más―. le respondió a su hijo, para luego solo ver como asentía a lo que dijo y salía del comedor sin más.
―¿Tú crees que deberíamos decirle que es solo para Alfas y Betas? Es un Omega al final del día, tenemos que tener cuidado―. murmuro, la querida madre de Quackity.
―No preguntes cosas absurdas, igualmente se tendrá que acostumbrar y no cometer ninguna tontada de Omegas―. le dijo con molestia mientras también se levantaba del comedor pegando con enojo. ―Calmas al niño y en el transcurso de la semana lo ayudas, no estaré aquí, pero tú sí, esta vez―. ordeno el Alfa para dejar sola a su esposa en la mesa, era una de las pocas veces que la dejaba sola, quizás solo tenía que despejarse de todo lo del día.
Y así fue el transcurso de la semana, pues ese día que lo comentaron era un tan común miércoles por la mañana, todavía había tenido de descanso Quackity cinco días en total.
Quackity creció encerrado en aquella mansión, si bien era el sueño más querido de muchos, era una desgracia para Quackity, el no poder salir a convivir con más chicos y chicas de su edad, el no poder conocer sus alrededores, su propio mundo. Las pocas veces que pudo conocer más haya era cuando salía por reuniones de la familia o cosas de famosos empresarios, pues si bien él era ya hasta modelo en varias marcas más famosas, pero no salía a sets, ellos venían a su casa, estudiaba desde casa, los profesores iban hasta haya para que aprenda.