Frente a mi estaba esa roca gigante que tendríamos que escalar. Ahora viéndola ya de cerca me estaba cuestionando si era buena idea hacer esto o no.
De todas formas nadie va a llorar por ti si mueres, que más da si es un poco antes esa dichosa muerte.
Suelto un suspiro, claro que tenía miedo, joder me estaba cagando de miedo ahora mismo pero tenerlo no me beneficiaría en nada, solo me distraerá de lo que realmente puedo hacer.
Nunca pensé que haría esto, que estaría acá apunto de cruzar un puente de piedra que podía tener exactamente el grosor de mis pies juntos. Ese puente estaba en la colina más alta camino a Basgiath, los vientos ahí debían ser aterradoramente fuertes, El Parapeto era conocido por acabar con un tercio de los cadetes cada año, y yo hoy podría ser parte de ese tercio.
Después de que mi familia murió empecé a entrenar como loca, estudiandome el código, puliendo mis habilidades físicas lo más que pude, cosa que me servio para pasar los exámenes fisicos y los examenes escritos. Hoy me daría cuenta que todo lo que hice durante un año daría frutos. Se que si ellos estuvieran acá estarían orgullosos de mi, de mis estuerzos, aun que se que ellos supieran y estuvieran totalmente en contra del metodo de enseñanza del Cuadrante de Jinetes para enseñar sus cadetes. Ellos más que nadie sabían lo que se veía allí dentro, mis padres se conocieron cuando entraron al Cuadrante de Curanderos y tuvieron que cuidar y curar a todos los cadetes del Cuadrante de Jinetes que llegaban heridos. Huesos rotos, Cortes profundos, quemaduras... Eran solo algunas de las cosas que se veían allí, las cosas que ellos vieron. Es por eso que nunca nos dejaron a mi hermana mayor y a mi, si quiera pensar en entrar a ese cuadrante, podíamos entrar a cualquier otro, menos a este. Incluso una vez Neus intentó convencerlos de lo contrario, solo para resivir una lección.
Se la llevaron a leer las listas de muertos de ese año y de los anteriores. Incluso la obligaron a leer las historias médicas de algunos cadetes caídos, después de eso, Neus no volvió a mencionar el tema.
Pero entonces ¿Que hago yo aquí?
No es que no los amara o que me no me gusta la idea de seguir con sus ideales, es solo que... Quiero sentir.
Desde que se fueron todo me parece tan gris, odio despertar y no verlos. Odio pensar que ya no estan, no puedo soportarlo. Por eso entre acá y por eso me esforcé para pasar el examen de reclutamiento, para sentir otra cosa que fueran su ausencia... para no sentir qur estaba sola.
Me siento horrible al defraudar su memoria de esta forma. Es vivir de forma triste por sus pérdidas y estudiar algo con lo que no me siento cómoda o vivir haciendo algo para lo que podría ser buena.
Las dos formas están mal.
Miro a mi alrededor, todas las familias de los futuros cadetes se estan despidiendo, pues no sabrán de ellos hasta que pase el primer año o hasta que llegue una carta con el nombre de su familiar escrita en ella. Muchos lloran y otros suplican que cambien de parecer pero no lo harán. Muchos de los que están aquí solo quieren ser jinetes por codicia, solo quieren un dragón para llenarse el pecho con su propio orgullo, me río de pensarlo, de todas formas tener un dragon no te garantiza la vida, allá arriba, en el Cuadrante de Jinetes cualquier día es el último. Pero esos esos cadetes son los que los dragones buscan, ellos quieren convicción, erudición, valentía y sobre todo agallas, algunos dragones querrán a un jinete cruel, y yo no estoy segura de que tenga algunas de las cosas recién mencionadas.
La fila se va haciendo cada vez más corta delante de mi. Me limpió el sudor de las palmas de la mano y ajusto las correas de mi mochila para que quede mas pegada a mis espaldas, no traía nada de el otro mundo, solo lo que consideré más importante, como las medicinas que papá y mamá hacían pero de todas formas no fue mucho, pues mi mochila se siente bastante ligera, no me quejo, eso era bueno, no podía llevar sobrepeso a un lugar donde todo depende del equilibrio para no morirse.
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Stregth - Alas De Sangre
FanfictionThaís solo tenía una opción. Elegir el cuadrante de jinetes, aunque eso fuera en contra de los ideales de toda su familia. Esta historia pertenece a Rebecca Yarros, pero si estás aquí ya lo sabes.