Capítulo 1

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Capítulo 1:

Una ayuda y una obsesión

Anahí

Después de lo sucedido la semana pasada, me quedé pensando en el chico ese, no volví a verle por la zona, pero sí que se había llevado mi pulsera favorita, la ultima que me compré en Corea, una pandora con charms de osos y flores, los primeros días estuve como loca buscándola por mi casa.

Al tercer día me rendí, ya no quería saber nada de esa dichosa pulsera, pero en verdad me dolía haberla perdido, sentía que mi muñeca estaba desnuda, incluso tenía la marca.

—¿En serio se quedó con tu pulsera?—preguntó mi compañera de trabajo mientras acomodaba las tazas.

—Pues sí, eso parece, era una pulsera especial para mí, pero bueno, me quedaré con la marca—le contesté mientras acababa de limpiar las mesas.

Ambas trabajabamos en una cafetería cerca de las grandes empresas, aquí los cafés estaban muy caros, pero al parecer para los empresarios eso no era nada, era como si estuvieras comprando un chicle en un bazar.

Pero para nosotras comprar aunque sea uno de estos cafés, donas o algún tipo de dulce se nos salía del presupuesto, empezaron a entrar algunos empresarios y uno me llamó la atención.

Se parecía al chico que me había salvado, aunque no estaba segura si era él, así que decidí atenderlo.

—Buenos días, ¿Qué desea el día de hoy?—le dije mientras miraba la tableta que tenía delante.

—Un matcha y uno de estas donas, porfavor—me contestó mientras yo anotaba su demanda y le pasaba la campana.

—Son 8,30$, ¿Podría decirme su nombre?

—Adler Lantsov, pagaré con tarjeta—así que se llamaba Adler, bonito nombre.

Puse el precio en el datafono y mientras él pagaba yo me iba a preparar su pedido, mientras sentía la mirada de mi compañera, después de preparar su desayuno se lo dejé en la mesa y me puse a limpiar algunas cosas.

—¿Será que el destino te lo ha puesto en el camino para que te devuelva tus cosas?

—No digas tonterías, no estoy segura que sea él pero si llega a serlo, que me devuelva mi pandora y luego se vaya—puse fin a la conversación cuando otro tipo parecido al de antes entra en la cafetería.

Dios es bueno con los genes

Me los quedé mirando intentando identificarlos pero no recordaba mucho de esa noche, seguí mirandoles con curiosidad hasta que el chico que acababa de entrar se acerca al mostrador para pedir.

—Hola buenos días, ¿Podría porfavor servirme un café negro?—pide el chico con una voz bastante profunda y tenebrosa, parecida a la del chico anterior.

—Si por supuesto, serían 4,30$, ¿Al nombre de quien?—le pregunté mientras tecleaba su pedido y me dirija a la máquina para hacerlo.

—Cian Lantsov—dice y pasa su tarjeta por el datáfono.

¿Cian? Ya el mundo me está mandando unas señales bastante extrañas, le serví su café y ambos hicimos contacto visual, sus ojos eran de un amarillo dorado, nunca había visto unos así en mi vida.

Rompí el contacto visual, me estaba empezando a poner muy nerviosa, miré la hora y me tocaba irme, le hice una seña a mi compañera de trabajo y me fui a cambiar, en menos de una hora y media debía estar en mi universidad para presentarme a los exámenes de final de semestre, dejé atrás a los chicos Lantsov, fui casi corriendo al metro, mientras lo esperaba me puse a repasar los apuntes de los exámenes que tenía hoy, me pasé la noche entera haciéndolos.

Apuntando al sentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora