𝐀𝐓𝐈𝐏𝐈𝐂𝐀 ❘ 𝚁𝚒𝚟𝚎𝚗 [Fate: The Winx Saga]

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕:

01 parte, 02 capítulo, 01 temporada

primera mañana, primeros problemas

La luz del sol inundaba la habitación de Charlotte, creando un ambiente mágico y elegante junto a las plantas que el hada de la tierra había dispuesto con cuidado la tarde anterior. El silencio solo se interrumpía por las respiraciones pausadas de dos jóvenes profundamente dormidos sobre la gran cama.

Riven se despertó lentamente, sintiendo la cálida luz del sol que acariciaba su rostro. Al abrir los ojos, se encontró acostado boca arriba, mientras notaba un ligero peso sobre su brazo izquierdo. Antes de ni siquiera girar la cabeza hacia el peso de su lado izquierdo un aroma familiar le llego a su olfato. Era un perfume a jazmín suave que lo tranquilizo instantáneamente pues sabía a quién pertenecía perfectamente. Al mover el rostro hacia su lado opuesto, sus ojos se posaron en la pequeña figura acurrucada a su lado, rencontrándose con la melena oscura de Kamari.

Kamari estaba acurrucada junto a él, con la cabeza descansando en su pecho, uno de sus brazos rodeándolo suavemente y las piernas entrelazadas con las suyas. Riven, a su vez, tenía el brazo izquierdo alrededor de su cintura, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el suyo.

Los recuerdos de la noche anterior se deslizaron rápidamente por su mente, trayendo consigo una sonrisa a sus labios. Con mucho cuidado, el chico levantó su brazo libre para apartar varios de los mechones que escondían el rostro de la chica, para admirar los rasgos del hada. Sus dedos se deslizaron por su piel, sintiendo su suavidad similar a la seda, y se detuvieron en las mejillas de Kamari acariciándolas con su pulgar. Mientras, su mirada recorrió el rostro de la chica dormida, deseando por un instante que ella abriera los ojos para poder admirar esos ojos que tanto le gustaban, aunque no quisiera admitirlo en voz alta.

Su mirada siguió recorriendo todo el rostro de Kamari, hasta posarse en los labios ligeramente abiertos pero carnosos. No apartó la mirada de su rostro hasta que ella se removió intranquila, abrazándolo más y acercándose más a él, buscando el calor que desprendía el chico.