Parte 2

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Abril Garza

Lucho para no moverme como mi hermana, pero creo que estoy más ansiosa que ella ahora mismo. Estas últimas seis semanas han sido una montaña rusa emocional. He hecho bien en ocultarlo pero siempre he sido buena en eso.

— ¿Tienes hormigas en los pantalones?— Me burlo de Ama.

Está tan feliz ahora mismo que creo que podría explotar si se entera de que está embarazada. Tengo la sensación de que lo está porque ella y su futuro esposo no pueden quitarse las manos de encima.

Es adorable y sería una mentirosa si no admitiera que estoy celosa de su amor. Tienen algo que todo el mundo anhela.

—Sin pantalones. — Señala la bata que lleva puesta.

Quiere esperar a hacerse la prueba de embarazo antes de ponerse el vestido de novia, y no la culpo. La cosa es difícil pero encaja. Si te vas a casar en un castillo, tienes que hacerlo con un vestido adecuado para una princesa.
Por lo menos eso es lo que le dije cuando se estaba probando vestido tras vestido.

—Ya casi está aquí. — Apenas saco las palabras y llaman a la puerta.

Me precipito hacia ella, tratando de mantener la compostura lo mejor posible. Abro la puerta y cojo la bolsa de una de las amas de llaves y le doy las gracias antes de cerrar la puerta. Me giro para ver a mi hermana mirándome de forma extraña y saco la bolsa, queriendo que me deje de prestar atención y vuelva a su propio embarazo. Ella se apresura a coger la bolsa y la tira en la cama.

— ¿Cuántos has cogido?— se ríe. —Sólo necesito una.— Miro fijamente la prueba mientras estoy de pie junto a ella.

No es así como pensé que iba a ser mi vida cuando decidí dejar mi trabajo. Honestamente, no sabía cómo iba a resultar, pero esta no era una de las formas en que lo hubiera adivinado. Me agacho y cojo una y tengo que luchar para que mis manos no tiemblen.

—Yo también voy a coger una. — le digo.
Estoy bastante segura de que estoy embarazada después de enfermarme de nuevo esta mañana. Son tres mañanas seguidas, junto con otras pequeñas señales.

He estado ignorándolas y tratando de mantenerme centrada en la boda de Ama, pero cuando mencionó que podría estar embarazada y que quería hacerse un
test, descubrí que necesitaba hacerlo yo misma.

—Pequeña furtiva. ¿A quién se lo has estado dando?— Me golpea juguetonamente el brazo con su prueba de embarazo. —
Espera. — La veo intentar pensar en quién podría ser porque estoy segura de que está conmocionada. Nunca salgo con nadie, y ¿cómo podría tener tiempo para trabajar tanto como lo hago? Si no estaba trabajando, estaba con mi hermana. Es como la vida siempre ha sido para mí.

Caí en un papel de madre con ella, pero a medida que crecimos, volvió a ser una hermana. Ya no necesita que la cuide y
me doy cuenta de que puedo apoyarme en ella de vez en cuando.

—Deja de intentar adivinar. — Le doy una juguetona bofetada en el brazo, esta vez con mi prueba de embarazo. —Debí haber
mantenido la boca cerrada. Además, ya me has ocultado bastante. — Señalo la prueba, recordándole cómo un día me enteré de que no se había mudado de nuestra casa, sino que se iba a casar y estaba locamente enamorada.

—No estaba guardando el secreto de Oscar. — defiende.

Lo hacía, pero lo voy a dejar pasar porque en parte es culpa mía. No me había dado cuenta de lo que estaba sucediendo desde que Rivera me tenía tan ocupada en el trabajo y lejos en nuestras oficinas de Nueva York que me lo perdí.

Toasty (Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora