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Ginny había comenzado a difundir algunos rumores sobre Draco, nada importante, solo para dañar su imagen de chico perfecto.

Mientras esperaba la siguiente clase, aprovechó su impecable habilidad actoral, comenzando a suspirar y a poner una expresión de preocupación. Sus amigas lo notaron de inmediato.

"¿Qué sucede Ginny?".- pregunto una de ellas.

"Es que... No, nada, no debería de contarles".

"Está bien, puedes contarnos, sabes que puedes confiar en nosotras, no le diremos a nadie".- dijo mientras ponía su mano en el hombro de Ginny.

Ginny se esforzó al máximo para contener su sonrisa de triunfo.

"Bueno, les contaré lo que escuché cuando fui a la biblioteca. Me encontré con Krum y Malfoy, y estaban charlando sobre las antiguas parejas de Malfoy. ¡Fueron demasiadas! No suele durar mucho con ellas y, cuando se aburre, simplemente las deja. La verdad es que estoy muy preocupada por Harry. Temo que Malfoy le haga daño de la misma manera, pero no le digan a nadie ni mencionen que lo escucharon de mí. Confío en ustedes".

Sus amigas rápidamente se apresuraron a asegurarle que no dirían nada, pero ella conocía a sus amigas, y sabía que ellas no podían guardar secretos ajenos.

No era la primera vez que Ginny inventaba algo sobre Malfoy. Uno de los rumores que comenzó fue que Malfoy actuaba de manera muy cariñosa con Krum, e incluso parecía que coqueteaban.

Esto hizo que los pocos alumnos que no sabían que Harry y Draco estaban juntos comenzaran a pensar que Krum y Draco tenían una relación romántica.

Por otra parte, Harry, Ron y Hermione se encontraban en clases.

"¡Potter!, ¡Wesley! ¿Queréis comportarse?".- Dijo McGonagall con una voz furiosa, sobresaltándolos a ambos.

La clase estaba acabando, habían terminado su trabajo, así que para no aburrirse, Harry y ron empezaron a jugar con unas varitas de pega de Fred y George cómo si fuera espadas.

"Ahora que Potter y Weasley se comportaran de acuerdo con su edad".-dijo la profesora McGonagall dirigiéndoles a los dos una mirada de
enfado." Tengo que deciros algo a todos vosotros".

"Se acerca el Baile de Navidad, una parte tradicional del Torneo de los Tres Magos y una excelente oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Solo podrán asistir los alumnos de cuarto curso en adelante, aunque si lo desean, pueden invitar a un estudiante más joven...".

McGonagall siguió explicando, pero Harry ya no le prestó atención. Solo podía pensar en cuánto tendría que practicar, porque sabía que a Draco le encantaban este tipo de bailes y que, desde muy pequeño, se le había enseñado a bailar a la perfección.

De repente su tren de pensamiento fue interrumpido por el sonido de la campana, y rápidamente se formó el habitual revuelo mientras todos recogían sus cosas y salían del aula.

Una semana antes del baile, Harry se dio cuenta de que el baile no era lo suyo. No importaba cuánto practicara, seguía cometiendo errores. Sin embargo, le daba vergüenza pedirle ayuda a Malfoy. Se suponía que iba a sorprenderlo con su baile, pero era más probable sorprenderlo pisándole el pie en medio de la pista.

Por otra parte, Ron seguía quejándose por no tener pareja para el baile. Observaba cómo se formaban muchas parejas, incluso estudiantes de Durmstrang invitaban a los de Hogwarts a acompañarles al baile. Ver tanta felicidad y a tantos alumnos practicando le revolvía el estómago de incomodidad.

Cada día de la última semana del trimestre los rumores sobre el baile parecían aumentar, y la felicidad de los alumnos era más evidente, pero las clases seguían iguales, nada había cambiado y para su mala suerte también tenían que realizar exámenes.

Novio!?    [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora