Domingo 20 de Diciembre - 09:11 p.m.
Habían pasado tres días desde que todo el desastre ocurrió, y cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad para Tobio. Su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones: dolor, ira, tristeza y una profunda sensación de traición.
Lo que más dolía era que Kei no había hecho ningún esfuerzo por comunicarse y explicarle lo sucedido. No había ni un mensaje, ni una llamada, nada. La indiferencia dolía casi tanto como la traición misma.
Hinata había llegado el día anterior de Brasil, dejando de lado sus propios compromisos para estar con su amigo. Había sido un apoyo constante, tratando de hacer que el azabache saliera de su ensimismamiento, aunque con poco éxito hasta ahora.
-Tobio, necesitas comer algo - dijo el peli naranja suavemente, empujando un plato de comida hacia él. - No has comido nada desde ayer.
Kageyama levantó la mirada, sus ojos apagados y sin vida. Agradecía la preocupación del bajito, pero el dolor en su pecho le quitaba el apetito. -No tengo hambre, Shoyō - respondió en un susurro, volviendo a mirar la pantalla sin realmente verla.
El nombrado suspiró, sintiéndose impotente. Sabía que tenía que hacer algo más para ayudar a su amigo a salir de ese estado.
-Mira, sé que esto es difícil. Pero tienes que cuidarte, Tobio. No puedes dejar que esto te destruya. Kei... Kei fue un imbécil por hacerte esto, pero tú no puedes castigarte por sus errores.
El ojiazul cerró los ojos, sintiendo las lágrimas arder detrás de sus párpados. La verdad en las palabras de Hinata era innegable, pero el dolor seguía ahí, implacable.
-No sé qué hacer, Shoyō - confesó finalmente. - Lo amaba... lo amo. Pero me duele tanto. No sé si puedo seguir adelante sin una explicación, sin saber por qué.
El mayor se acercó y lo abrazó con fuerza, transmitiéndole todo el apoyo que podía. -Vas a superar esto, Tobio. No estás solo. Estoy aquí contigo, y siempre lo estaré. Lo que debes hacer es encontrar una respuesta.
El armador asintió lentamente, dejando que el consuelo de su amigo lo envolviera. Sabía que sería algo doloroso, no se sentía listo para seguir escuchando excusas, pero con Hinata a su lado, al menos no tendría que enfrentarlo solo.
-¿Sabes? - comenzó Shōyō, tratando de cambiar de tema para distraer al más alto. - En Brasil, aprendí una técnica de ataque increíble. No puedo esperar para mostrártela - el azabache logró esbozar una pequeña sonrisa.
-Me gustaría verla, Shō. Estoy seguro de que eres increíble, como siempre - la conversación continuó, con su amigo hablando de sus experiencias en Brasil y tratando de mantener la mente del ojiazul ocupada.
Sin embargo, cada vez que la conversación cesaba, el peso de la traición volvía a caer sobre él.
Kageyama se sentía realmente traicionado y decepcionado por lo que Tsukishima le había hecho. Siempre pensó que, de todas las personas en el mundo, Kei sería el último en hacerle daño. Sin embargo, se equivocó, y la realidad de esa traición le golpeaba más fuerte con cada día que pasaba.
Sentado en el sillón de su departamento, el azabache repasaba una y otra vez los eventos recientes en su mente. El dolor en su pecho era constante, como una herida que se negaba a cicatrizar. Se preguntaba cómo era posible que el ojimiel, la persona en la que más confiaba, pudiera lastimarlo de esa manera.
Recordaba todas las veces que Kei y él habían compartido sueños y promesas, las veces que se habían apoyado mutuamente en los momentos difíciles. Y ahora, todo eso parecía una mentira. Cada risa, cada caricia, cada susurro de amor en la oscuridad de la noche... ¿habían sido reales alguna vez?
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Be yours {Tsukikage} [En Edición]
Fanfiction¿Qué es lo más importante en una relación? Según Kageyama y su poca capacidad de comprensión en esos temas, lo indispensable siempre debe y será, la confianza, la honestidad y el amor mutuo que sienten el uno por el otro. Por ello se esforzaría por...