"𝑳𝒂 𝒏𝒊𝒏̃𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂𝒏𝒂"

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Nothing´s wrong, nothing´s right
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“Nothing´s wrong, nothing´s right”
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«Nothing´s wrong, nothing´s right»
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Quién me adivina la canción a la que pertenece esa frase??
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Advertencia: aquellos que sean de corazón sensible no lean, ciertas escenas pueden resultar perturbadoras
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Ella estaba sentada en la ventana del piso número doce de un antiguo edificio residencial parcialmente habitable en una zona dominada por las pandillas de la ciudad. Su espalda recostada sobre el marco como si de un sillón se tratase, sus pies descalzos apoyados sobre el estrecho borde que sobresalía al exterior. Uno de sus brazos reposando sobre su vientre, el otro expuesto al ambiente como si tratara de atrapar la brisa que agitaba salvajemente su cabello, que se confundía con el fondo nocturno y que justo ahora ni el más hábil de los estilistas podría controlar. Su lindo pijama de conejitos decía... no, gritaba, niña, al que lo viera, misteriosamente su blanco inmaculado con pequeñas caricaturas estaba lleno de manchas rojas por aquí y allá.

Diez años, tal vez once, a juzgar por su escaso tamaño y su rostro inocente que aún conservaba los rasgos de su reciente infancia. Pero su cuerpo pequeño pero desarrollado decía mujer y sus cicatrices decían dolor, dos cosas que no debía tener una pequeña que recién dejó las muñecas.

El cuarto donde se encontraba parecía haber recibido la visita de los osos del zoológico. Cortinas oscuras rasgadas tiradas en el suelo después de haber sido arrancadas con fuerza de las paredes ahora solo parecían tiras de papel desechado, los una-vez complejos diseños de rayos y espirales ya no se distinguen entre tanto rompecabezas. Vidrios rotos dispersados en fragmentos coloridos que bien podrían ser de lámparas, vasijas, adornos, espejos o incluso de esa ventana solitaria donde ella estaba, que no mostraba signos de haber tenido siquiera el panel de cristal. De los muebles tampoco se podía decir mucho, aquel trozo de madera pulida bien podría ser de la vieja silla de caoba del abuelo que hasta hace poco funcionaba como cesto de ropa sucia o de la mesa a juego también desaparecida que había quedado descolorida de tanta mancha de sustancia desconocida que tenía encima, o incluso de la puerta inexistente en la entrada de la habitación de la que aún se veían astillas atascadas en las bisagras del marco.

Mas había algo que simplemente estaba mal, esta no era la habitación de una niña. Si nos dejamos llevar por el color y diseño de los pedazos de cortinas que deberían ser tonos pastel y estrellas o flores, los trozos deformes de recortes de revistas no aptas para menores de edad que quedaban pegados a las paredes que en otro caso serían reemplazados por dibujos, el olor a cigarrillo que flotaba en el aire junto al de una colonia barata que se notaba a leguas estaba hecha para hombre en donde debería haber aroma a flores y alegría, y el baúl lleno hasta el tope de botellas vacías y cajas de cigarrillos en vez de los juguetes olvidados de la infancia, todo apuntaba claramente a que dicha habitación pertenecía a un hombre. Entonces, ¿por qué estaba ella allí?

Algo que tampoco encajaba era la completa oscuridad en la que estaba sumida la habitación, siendo solo visible la figura de la niña en la ventana iluminada por la luz de la luna llena. Era mitad del verano, en un lugar donde el invierno no se conoce, por eso también era extraño el viento helado que entraba por la ventana y se filtraba bajo la piel de cualquiera, que no fuera ella, mandando escalofríos por la columna vertebral. Además del inquietante silencio que se aferraba con garras y dientes a la escena, silencio que ni el viento helado, ni la ciudad ajetreada, ni las aves nocturnas, ni las sirenas de policías y ambulancias, lograban romper, ese era el trabajo de la melodía tranquila que tarareaba la niña y que de alguna forma lograba hacer eco en todo el apartamento.

𝑳𝒂 𝒏𝒊𝒏̃𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂𝒏𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora