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Esas dos semanas pasaron con tranquilidad desde el pequeño paseo del castaño, donde más de un regaño se ganó por parte del idealista y de Atsushi quién lo descubrió al olfatearlo

Su vientre se sentía más pesado, notándose más de lo que hubiese querido en esas últimas semanas. Había notado que sus pantalones ya no le caían como debería y sentía ciertas punzadas en el vientre de vez en cuando

Algunas veces hablaba con alguien y debía doblarse levemente ante una punzada en la espalda baja

Y lo que más lo estaba volviendo loco era que cuando se vió en el espejo hace unos pocos días, casi se desmayó al ver como sus pezones se habían oscurecido, como si les hubiese colocado una tinta

Dazai sabía que era normal, le había ocurrido en los otros embarazos, aún así era una de las cosas que menos le gustaba, sentía que le quitaba el poco atractivo que tenía

Todos esos síntomas solo le confirmaban que el embarazo iba avanzando con normalidad, dándole un gran alivio, sabiendo que había pasado el terrible primer trimestre

Creyó que todo iría con normalidad, hasta una noche, aproximadamente a las 3 de la mañana, con una llamada que despertó casi de un infarto a Atsushi

- Atsushi-kun, creo que tengo un acosador

- Dazai-san, duérmete

- Pero, Atsushi-kun, alguien me está vigilando

- Es la paranoia

Ante el sollozo del mayor, el albino bufó mientras negaba con su cabeza

- Atsushi-kun...

- Bien, voy para allá

Colgó. Se levantó de mala gana, colocándose un polerón gris con pereza. Al salir al aire frío, quiso maldecir al embarazado, pero lo dejó para otro momento. Caminó con lentitud hasta su departamento, entrando sin avisar

Una vez el castaño le vió, comenzó un drama

- Atsushi-kun, yo no estoy loco

- Jamás dije que-

- ¡Mira!

Apuntó hacia el armario, donde se notaba un brillante ojo rojo entre las puertas mal cerradas

- ¿Qué mier-

El mayor le tapó la boca, indicando silencio. Atsushi apenas vió los ojos penetrantes, quiso voltear a mirar a otro lado

- Te va a escuchar

Dazai se escondió detrás suyo, indicando que no se acercaría al armario

Qué estupidez

Dazai sonrió, empujándolo y aprobándolo con el pulgar arriba. Atsushi suspiró, yendo hacia el armario, abriendo ambas puertas de par en par

Dentro de este estaba infestado de polillas, todas con ojos rojos en sus alas. Las polillas volaron, saliendo por la ventana, menos una, la cual Dazai tocó y se desvaneció

Nakajima quedó con la boca abierta, observando como Dazai abría la boca en una gran "O" igual que él, tomando su mano por la muñeca, mostrándole al menor

- ¡Te lo dije! ¡Me llamaron loco!

Preocupado, Atsushi tomó su teléfono, estando a punto de llamar, pero Osamu no se lo permitió

- Hay que avisarle a la agencia

Dazai se sentó con ayuda de Atsushi en su futón, mirando al menor con ojitos de cachorro

Pequeño DinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora