Capítulo 1

2K 83 10
                                    

El coche se internaba pacientemente entre las calles de la ciudad, no había demasiado tráfico, aún dormía ese engranaje que en tan solo unas horas estaría lleno de vida. Ellos habían madrugado porque tenía que coger el primer vuelo de la mañana, rumbo a una aventura bastante incierta...

- ¿Estás bien? ¿Estás muy callada? -su padre la miró por el retrovisor mientras conducía.

- Claro que sí, solo estará un poco nerviosa, ¿no cariño? -Ahora era su madre la que le preguntaba desde el asiento del copiloto.

Violeta asintió con la cabeza y una sonrisa. Cruzó la mirada con su hermana pequeña, que iba en el asiento de al lado. Tana posó la mano sobre la suya y se la apretó suavemente.

- ¿Estás segura de que no quieres que tu madre o yo te acompañemos? -insistió su padre en un tema que ya habían hablado en demasiadas ocasiones en casa.

- Piénsalo, hija, nos quedaríamos más tranquilos. -Confirmó la madre.

- No necesita que vayáis, la van a coger en la gala 0 y entrará en la Academia...

- Ya lo sabemos Tana, pero bueno, aun así... por sí acaso...

No era una locura que no fuera una de las elegidas en la Gala 0, esa cara de la historia ya la había vivido en 2020. Recordar aquellos días aún dolía. Aunque le había sabido dar la vuelta a la historia. Lo que al principio había sido un fracaso lo había convertido en el motor para convertirse en la persona que era hoy. Y le gustaba, en este preciso momento de su vida estaba orgullosa de sí misma. Había sacado a la música del primer plano de su vida, pero aun así era feliz. O eso pensaba ella. Tenía o estaba en proceso de tener todo por lo que había peleado en estos tres últimos años, y sin embargo, cuando se enteró de que habría una nueva edición de OT, el corazón le había dado un vuelco.

- Si soy uno de los dos descartes no pasa nada. Volveré a casa y a mi trabajo. Dormiré en el hotel y a la mañana siguiente estaré ya aquí. No será ningún drama. -No tenía claro si lo decía más a su familia para tranquilizarla o a sí misma.

- Pero estarías sola... ¡Qué no va a pasar, eh! Pero...

- Ya sé que puede pasar, mamá, pero esto no será igual que hace 3 años, yo estoy en otro momento. Me tomo esto como una oportunidad, si sale bien, perfecto, y sino, pues a otra cosa. Y no estaré sola, se descarta a dos personas en la Gala 0 así que tendré compañía. Y está la gente del equipo también... -Violeta se pasó una mano por la frente, volver a tener esta discusión con sus padres, cuando estaban solo a 5 minutos del aeropuerto, la desgastaba.

- Bueno ya, Vivi tomó una decisión y la tenemos que respetar. Y, de todas formas, ni tú ni yo traemos maleta ni tenemos billete, así que es una tontería volver sobre este tema. -Agradeció que su padre cortara el tema-. Y para el viaje de ida al menos tiene a Almudena y al otro chico, así que estarás acompañada.

El viaje desde Granada a Barcelona lo iba a hacer con Denna y Paul, y sí, era una suerte. Sobre todo, en el caso de Denna, con la que había tenido una química instantánea. La espontaneidad y energía de la chica era contagiosa.

Apoyó la cabeza en el asiento y cerró los ojos, estaban prácticamente llegando al aeropuerto y supo que si todo iba bien tardaría semanas en poder disfrutar de la soledad. La noche anterior había dormido en la casa familiar en Motril, quería cenar con sus padres y pasar tiempo con su hermana, pero ahora se arrepentía un poco de no haberse dado unas horas para ella misma. Además, esa decisión supuso tener que despedirse la noche anterior de Julia.

Julia... perderla le daba tanto miedo. Lo que había encontrado con ella era algo con lo que hacía unos años ni siquiera sabía qué podía soñar. Durante mucho tiempo pensó que había algo mal en ella, algún motivo que no comprendía por el cuál sus relaciones con chicos nunca funcionaban. Los buscaba, se dejaba querer, pero cuando querían ir un poco más allá, se agobiaba. Sentía que ese no era el lugar en el que debía de estar, que estaba mejor sola o con sus amigas que con esa persona... escapar se convertía en la única prioridad. Y cuando lo lograba volvía el miedo a estar rota, a no ser capaz de querer, a estar destinada a estar sola, o al menos a no sentir nunca aquello de lo que hablaban las canciones que tanto le gustaban cantar.

La primera vez que besó a una chica se dio cuenta de que eso iba a ser diferente. Tuvo una sed, un hambre que no conocía. Una sensación de euforia y necesidad que se fue repitiendo en todas las pequeñas experiencias que siguieron a ese beso rápido y furioso en una discoteca. Pero la culminación a ese proceso de descubrimiento llegó de las manos de Julia.

Se conocieron gracias a unas amigas en común, y lo que podía haber sido otro pequeño escarceo acabó siendo su primera historia de amor, de amor de verdad. La complicidad y la intimidad que desarrollaron tan rápido cambió su vida por completo. Pero las últimas semanas habían tensionado su relación de manera inevitable. Violeta se planteaba dos caminos que seguir de cara a su futuro, pero escogiera el que escogiera, los dos la alejaban, al menos temporalmente, de Granada. Su verano haciendo prácticas como reportera le había encantado, sabía qué podía llegar a sentirse realizada con ese trabajo, pero eso suponía mudarse a Madrid o Barcelona, o como mínimo a Sevilla. A la par habían surgido los casting de OT y Julia la había animado a presentarse, a darse una segunda oportunidad con la música, pero las dos eran conscientes de que OT podía suponer un cambio radical de vida. De la manera que fuera, todo conducía a separarlas geográficamente, y después de estar prácticamente conviviendo juntas, la incertidumbre del futuro les hacía daño. En los planes de Julia siempre había estado hacer terminar sus estudios con un máster en la misma Granada.

Pero esos temores no habían hecho que las últimas semanas entre ellas fueran malas, más bien al contrario. Cada fase que pasaba del casting u ofertas de trabajo a las que se presentaba contaba con el soporte incondicional de Julia. Y precisamente esa generosidad hacía que la quisiera todavía más. Una generosidad que su novia había llevado hasta el último exponente en la conversación de despedida que habían mantenido el día anterior.

Esas últimas horas con su chica volvían de manera recurrente a su cabeza desde ayer...

- Bueno, pues supongo que ya estamos. -La voz de su padre la despertó del trance.

Concentrada en sus cosas no sé había dado cuenta de que ya estaban en el aeropuerto. Una vez más la invadió esa duda sobre si estaba haciendo lo correcto. Era feliz, y trabajando de reportera, aunque se tuviera que mudar, estaba segura de que encontraría la manera de hacer que su relación funcionara, su familia estaría orgullosa de ella y no los expondría a la montaña rusa que es supone el talent show más mediático de España... Sin embargo, la podía la pasión, la necesidad de darse una última oportunidad con la música. Y ahora estaba más preparada que en los años anteriores, ahora sabía quién era y se veía capaz.



NOTA DE AUTORA (me he aficionado a esto)

Como ya puse en la descripción, este fic NO esta basado en hechos reales. Es decir, no pretendo especular aquí sobre lo que ha pasado o no ha pasado. No es una elucubración bajo ningún concepto. Es solo un despliegue de imaginación, porque parece que los últimos meses los ha escrito una loca del Wattpad. 

Dicho esto, al no ser esto una interpretación de los hechos, habrá miles de licencias literarias. No me voy a ajustar a la realidad de lo que paso en la academia (a no ser que me apetezca), ni a una cronología exacta... Pretendo ser disfrutona, y la que tenga un rato, si le apetece que se suba. 

Tampoco voy a poder actualizar con el ritmo de DNVNM, pero trabajare en ello lo más posible. Y hasta aquí puedo leer. Gracias muchachas! 

Proyect KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora