Capítulo 2

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Violeta dejó que el agua que caía por su cabeza despejara su mente. Los dos últimos días habían sido una locura. Fotos promocionales, pruebas médicas, firma de contratos y los ensayos para la Gala 0. Y la convivencia, claro... compartir la experiencia con un grupo de locos por la música era estimulante, pero también cansado. Intentaba mantener el equilibrio entre disfrutar de sus compañeros y ser espontánea, y observarlos a todos. Siempre había pensado que tenía ojo para la gente, sin embargo, en esta situación todo le parecía muy complicado. Era todo tan intenso que le costaba ver las red flags o leer sus propias intuiciones.

- ¿Le queda mucho a la princesa?

La voz de Salma la sacó de su descanso mental. Compartía habitación con Denna pero en estos días era habitual tener a Salma en su habitación. Era uno de los casos en los que no sabía qué pensar.

En pocos días se había convertido en alguien importante para ella, como Denna. Tenía una energía arrolladora que era contagiosa. Entre tanta incertidumbre la tranquilizaba la seguridad que desprendía Salma. Pero había en esa relación ciertos matices que la diferenciaban respecto a la que tenía con Denna.

- Ni medio minuto de descanso me dais. -Violeta salió del baño envuelta en la toalla. - ¿Y Denna? -Su amiga no estaba en la habitación.

- Es que no llevas medio minuto en la ducha, más bien te has tirado media hora. -Salma la miró de arriba abajo con una sonrisa.

El escrutinio la incomodó en cierta manera, sobre todo por la sorpresa de verse solas... pero también la agradó. Le gustaba sentirse deseada, no lo podía evitar. Le daba un poco de rabia de sí misma esa manera en la que buscaba la aceptación a través de los ojos de los demás, sobre todo de las demás. Quizás sonará prepotente, pero cuando solo se relacionaba sexualmente con hombres siempre sentía que tenía la sartén cogida por el mango (y nunca mejor dicho). Se sentía poderosa, aunque al final no le interesara para nada tener ese poder sobre ellos. Sin embargo, con las mujeres había sido diferente. Le gustaba impresionarlas, notar que la querían seducir. La hacía sentir francamente bien gustarle a una mujer. Y sí, sabía que a Salma le gustaba.

Lo sabía a ciencia cierta debido a lo que había pasado dos noches atrás, el mismo día que llegaron a Barcelona. Esa noche la productora les había dado permiso para salir cada uno por su cuenta por la ciudad. Algunos compañeros tenían amigos y conocidos en la ciudad y habían aprovechado, y otros habían salido juntos a cenar y tomar unas copas. Lo que era una salida tranquila acabó con ella misma, Denna, Álex y Salma en una discoteca....


- Denna de verdad, que no quiero tener resaca mañana. -Se quejó Violeta, que llevaba un buen rato queriendo irse.

- Pero que no vamos a tener resaca, Vivi, sólo un ratito más. -Le insistió su amiga.

- Tampoco tengo ganas de seguir bailando... pero quedaos vosotros, yo llamo un taxi y...

- ¡No, no! Si te vas tú estos dos se van a querer ir también.

- No lo creo, tía, se nota qué Álex se quiere quedar...

- Conmigo solo no se queda.

- Cariño, es precisamente contigo con la que quiere estar.

- ¿Tú crees? -los ojos de su amiga se encendieron de ilusión. - Da igual, le va a dar palo quedarse solo conmigo por lo de...

- ¿Por lo de tener novia?

- ¡No seas mala! -Violeta hizo el gesto de cerrarse la boca con cremallera-. Mira, Salma y tú os tomáis la última copa, os invito yo, y luego nos vamos los cuatro tranquilamente al hotel. Amigaaa, hazme el aguante.

Proyect KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora