Capítulo 4

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Violeta cerró el libro de su canción semanal y también se permitió cerrar los ojos. Era su tercer día en la academia, y ya se sentía agotada. Tumbada en su cama escuchaba el alboroto que sus compañeros hacían en la otra punta de la habitación. Los dos días anteriores ella también había formado parte del bullicio, pero hoy no se encontraba con ganas.

- ¡Pero chiquilla! ¿Qué haces ahí solita? -Salma se sentó en su cama.

- Estoy cansada hoy.

- Venga, mujer, vente un poquito con los demás. No te vayas a quedar ahí como apartada.

- Apartada no, solo necesito un poco de calma hoy.

- ¿Estás rallada?

- No, no, que va. Estoy bien, de verdad. Es cansancio.

- Vale... -La malagueña no parecía muy convencida-. ¿Dormimos juntas hoy?

La primera noche en la academia había dormido con Denna, y la segunda con Salma. No había pasado nada, desde el beso del hotel, Vio había intentado mantener las distancias en ese sentido con Salma. Le había dado vueltas, y aunque Julia le había dado vía libre, era demasiado intenso meterse en algo así. Además, no le nacía. Quería tener a Salma como amiga, no podía negar que era un apoyo fundamental para ella. Su sentido del humor y su energía la activaban. Pero no la veía de otra manera.

Estaba tranquila. La noche anterior Salma no había dado ningún síntoma de querer que entre ellas pasara nada. Sin necesidad de hablarlo parecía que las dos estaban en la misma onda, y que ese beso no las había confundido.

- Pues no sé... como quieras. ¿Duermes bien las dos en estas camas tan pequeñas? -preguntó la pelirroja.

- Yo la verdad que dormí mejor contigo anoche que el primer día sola. Me relaje mucho más.

- Bueno, el otro día veníamos de la gala. Con la adrenalina a tope. Pero vamos, que, si quieres dormir aquí, bienvenida eres.

- ¡Guay! Porque a Denna no la veo yo por la labor de dormir con alguna de nosotras más, ¿no?

Las dos chicas se rieron. La química entre Alex y Denna era innegable. Lo único que a Violeta le chirriaba era que Álex no hubiera aclarado las cosas con su chica antes de entrar. Aunque claro, era una relación muy larga y complicada. Y ella no sé sentía nadie para juzgarlo.

- Pues venga, tira un ratito más con los demás y cuando te apetezca vienes pa aquí. -Le dijo a su amiga.

- ¡Ale! Ya me echa.

- ¡Qué no, joder! Pero bueno, un ratito sola si que me viene bien. No te importa, ¿no?

- No, tranquila, no tardaré en venir.

Violeta suspiró al quedarse sola. Le daba miedo agobiarse en la academia. Había soñado tanto con entrar que ahora la sensación era rara. No sentía que fuera su lugar. Luchaba contra esa ansiedad como podía, relativizando y tratando de ser lo más pragmática posible. Pero esta noche le estaba costando.

No debía de llevar más de 15 minutos tumbada con los ojos cerrados, tratando de relajarse, cuando notó que alguien la tapaba con una manta. Pensó que sería Salma, y abrió los ojos dispuesta a moverse para que la chica entrara en la cama.

- ¡Ay, perdona! No te quería despertar.

- Kiki, tranquila. Si no estaba dormida... Gracias por taparme, eres un amor. ¿Vienes a dormir ya?

- No... bueno... te vi aquí echada y solo quería ver como estabas.

Violeta se quedó callada, estaba conmovida por la preocupación de la menorquina por ella.

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⏰ Última actualización: May 27 ⏰

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