PRÓLOGO

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Jake no sabe cómo es que terminó así.

Sentado frente al gran espejo. Su rostro siendo retocado por una de las maquillistas experimentadas. Vistiendo un hermoso vestido de primavera corto y tallado a la medida. Su rubio cabello tan bien acomodado gracias al fijador.

Se veía una y otra vez al espejo y se preguntaba si ese a quién veía era realmente él mismo. Veía sus labios salpicados en un brillo labial rojo, haciéndolo lucir atractivo y coqueto. Su piel más clara gracias a los kilos de maquillaje que traía encima.

—¡Jakey! Mi vida, luces realmente precioso...— canturreó su madre sintiéndose orgullosa. Jake rodó sus ojos al lado de ella y siguió caminando hacia la salida del vestuario. —¡Hey! ¿A dónde vas?

Jake se detuvo y sus hombros temblaron gracias al suspiro que dejó salir. Tomó los bordes de su corto vestido y jugó con ellos por el nerviosismo que sentía.

—No lo sé, mamá... no quiero estar aquí.

Jake pronto sintió las manos de su madre tomar sus hombros y con mucho esfuerzo terminó volteándolo. Jake tenía la mirada gacha y un puchero se formaba en sus labios.

—Cariño, ya hablamos de esto, ¿recuerdas? Dijimos nada de escapar ni hacer berrinches.— regañó ella con su toque característico de dulzura. Jake frunció más sus cejas y su madre lo golpeó con el dedo en su frente. —No te comportes así cuándo el príncipe y la reina te vean.

—¡Aw!— Jake se quejó en voz alta y se acarició la zona que golpeó su mamá.

Ella suspiró y entrelazó su brazo con el suyo. —Mira a todos estos omegas, Jakey.— su hijo le hizo caso de mala gana. Frente a él pudo ver a cientos de omegas trabajando muy duro para lucir bonitos y presentables. —Todos y cada uno de ellos esperan ser escogidos por el príncipe Heli. Seguro se mantienen sanos y estudiaron mucho sobre Decelis para poder recibir esta oportunidad.— ella lo miró esta vez a él —Nada que tú no hayas hecho de igual manera, así que no lo eches a perder.

Ella pellizcó la mejilla de su hijo y le sonrió con dulzura antes de alejarse para seguir viendo -y juzgando- a los demás omegas que se preparaban para el gran momento.

Jake pensó profundamente en las palabras de su madre y soltó un suspiro. Miró hacia los lados dónde todos y cada uno de los omegas presentes hablaban de lo ilusionados que estaban con esta situación, de lo fantástico que sería que ellos fueran escogidos por el príncipe. Se preguntó por qué no podía emocionarse cómo ellos. ¿Habrá algo de malo en él? Porque Jake estaba seguro de que lo que más quería en este momento era escapar de ahí.

Pero ahora pensó en sus padres. En el esfuerzo que ellos hacían a diario por sostener su hogar. En el negocio sin futuro de su papá. En el rostro desconsolado de su madre cuando los echaron de casa hace tan sólo unos meses atrás.

Jake tragó con fuerza. Uno de los beneficios de todo esto es que su familia recibiría una recompensa monetaria en todo el tiempo que durara ese trato. Eso es lo que ellos habían dicho.

Tronó sus dedos con fuerza y se decidió por hacer lo que creía correcto. No por nada su madre se había esforzado tanto por conseguirle un lugar para participar en la elección, ahora, le tocaba hacer su parte.

Pero no lo haría usando ese estupido vestido.

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Seulgi sintió que el mundo se le venía abajo cuándo no pudo localizar a su hijo por ninguna parte. Vió a todos los omegas salir del vestuario junto a sus madres porque la reina había hecho el llamado oficial.

El heredero perfecto.「 Heejake 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora