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Luisen sugirió que les invirtieran la trampa.


Mientras Luisen finge estar indefenso en la emboscada, la mayoría de las fuerzas principales de los adoradores se reunirán en el salón de banquetes para capturar a Luisen, sin que nadie se dé cuenta. Aprovechando su inevitable descuido, Morrison y Carlton se encargarían, esta vez sí, de aplastarle la cabeza por la espalda.


Una vez capturados los adoradores de demonios y Ruger, Luisen y su grupo podrían conocer mejor sus antecedentes y motivos y, además, neutralizar sus ghouls.


Era peligroso que el joven lord se utilizara a sí mismo como cebo, pero esta estrategia podría arrebatar la victoria de las manos de sus oponentes en el último momento.


Morrison admiró la propuesta de Luisen. Teniendo en cuenta sus habilidades y las de Carlton, tenían muchas posibilidades de ganar. Además, no tenía motivos para rechazar la oportunidad de atrapar a un adorador de demonios.


Sin embargo... si algo sale mal -aunque sea un poco-, la vida del duque Anies estará en peligro'. Morrison miró a Carlton: pensaba que el mercenario se opondría a poner en peligro al joven lord. Sorprendentemente, Carlton asintió con la cabeza. "Creo que ésa sería la mejor manera de avanzar. Aunque detesto que utilicen a mi duque como cebo".


Carlton era un estratega frío y brillante, por lo que sabía que no era el momento de ser testarudo.


Con los tres de acuerdo, todo progresó sin problemas. Luisen volvió a la terraza, y Carlton y Morrison se colocaron en sus posiciones de contraataque.


Cuando las llamas azules se elevaron en el interior de la sala de banquetes, Carlton también se lanzó al ataque. Emboscó a Ruger, y Luisen no desaprovechó esa oportunidad para alejarse de su posible secuestrador.


Una vez más, Carlton bloqueó el camino de Ruger cuando el ex-asistente intentó perseguir al joven señor.


"¡Otra vez tú!" Ruger gritó enfadado. Cada vez que creía tener a Luisen bajo control, aparecía Carlton e interfería. Imperdonable. Ruger saltó sobre el mercenario, moviéndose con una ferocidad hasta entonces nunca vista.


Luisen evitó ser alcanzado por sus ataques y lanzó una botella de vino para salvar al Gran Señor del Este. Su contraataque había tenido éxito hasta el momento.


 'Pensé que estaba en problemas cuando mencionaron matarme...'


Sin embargo, valió la pena aguantar aquellas amenazas y confiar en Carlton y Morrison.


Después de haber sido perseguido durante tanto tiempo, el joven lord se sintió tan eufórico al ver sus caras de asombro. Estaba tan contento que casi se ríe a carcajadas; ahora mismo, Luisen pensaba que no perderían.


"¿Creéis que podéis ganar así? ¡¿Qué vais a hacer todos solos?!". El noveno adorador empezó a lanzar un hechizo; los monstruos de la sala del banquete se precipitaron hacia delante simultáneamente. Ruger se movió con ellos.

Las  circunstancias de un señor caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora