Caos en la montaña

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Había disminuido mi frecuencia a los encuentros nocturnos en el club, pues a lo largo de estos días sentía como si alguien me estuviera observando en distintos lugares. Sin embargo eso podría ser efecto de mi paranoia al tener encerrado el coche de un desconocido el cuál creíamos que era el causante de algunos de los accidentes o miembros que estaban dejando casualmente de ir a nuestro club poco a poco, y no existían maneras posible de hacer algo, pues al dedicarnos a algo ilegal era más probable terminar tras la rejas nosotros antes que el supuesto hombre del que ni siquiera conocía el nombre y no teníamos evidencias de nada.

La situación se complicada más, sobre todo por la llegada de las lluvias, lo que indicaba calles más resbalosas, neblina, parabrisas empañados y borrosos, choques asegurados con el agregado de unas posibles manchas de sangre provocadas de un origen distinto a las tormentas del clima.
Aquella profunda y discreta sensación de saber que podría acabar destrozado contra algún muro o cualquier otra cosa solo me provocaba ganas de resignarme y continuar viviendo de mi taller una vida cómoda y sin atenciones indeseadas, pero mi necia y terca personalidad me decía que no permitirá que un desconocido de lindos ojos dorados me intimidara… ¿lindos ojos? No, eso es vergonzoso no debía permitir esos pensamientos, sacudí mi cabeza tratando de alejar aquella imagen…

*

El sol había caído y la noche comenzaba a profundizar, era un momento muy ansiado por nosotros los corredores clandestinos que gozamos de la oscuridad que la noche brindaba, ya que gracias a ella teníamos menos probabilidades de ser capturados por la policía o colisionar con algún coche de algún civil. Todo parecía que saldría de maravilla, la verdad daba un poco más de seguridad el pensar que el coche del Rubio misterioso estaba en mi taller lo que suponía que no debía hacer acto de presencia.

La reciente lluvia afectaba la visión de mi parabrisas dejando ver de manera borrosa los autos de los demás miembros que esperaban los últimos ajustes de la ruta antes de dar inicio a la carrera.

—¿Ariel estás ahí? —se escuchó la voz de Brandon a través de la radio.

—Habla ahora o calla para siempre —respondí con diversión.

—Me temo que hubo un ligero ajuste en la ruta, enseguida se actualiza en el GPS observa. —Observe mi celular cambiando la ruta hacia una algo descomunal.

—¿Las montañas?

—Me temo que si

—¿No creen que es muy arriesgado?

—Son las condiciones que eligieron, no lo querían poner tan fácil.

—Esa zona tiene demasiados peraltes, curvas cerradas y calles demasiado estrechas, este tipo de vehículos no sirven allí y menos en estás condiciones. Hacer esto es querer matarse.

—Creí que te gustaban las emociones fuertes.

—Si pero tal vez si fuera de día sería más viable no lo crees?

—¿Sabes que pudes dejar pasar está carrera verdad?

—¿Y regalar el dinero que aposté? No gracias.

—Bueno, entonces ya sabes que hacer…

—Pues si ya que más puedo hacer —apreté mis dientes junto con el acelerador del auto provocando el rugido del motor.

Respiré profundo y visualice al frente, a los lados, los coches, todo en los escasos segundos que me quedaban antes de dar inició. Sin esperar a nada ni a nadie las luces del semáforo marcaron la luz verde provocando que todos pisaramos a fondo el acelerador dejando rastro de humos sobre las calles.

Enseguida note el arrastre de los neumáticos de mi coche debido a la severa humedad de las calles,
Sabía que esto era demasiado arriesgado y sabía que los demás también lo creían pero ninguno estaba dispuesto a demostrar cobardía por lo menos ante los demás.

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⏰ Última actualización: May 17 ⏰

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