Capítulo 13

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Yechan escuchaba atentamente a Jaehan, aunque su expresión sugería que estaba divagando. Sus ojos, a veces, se movían como si recordaran algo.

—Tenemos el registro de tus ventas, las cuales son de acceso público. Además, contamos con datos de referencia promedio de artistas similares, incluso con menos tiempo de trayectoria —dijo Jaehan, haciendo una pausa y deteniendo sus ansiosos pasos para mirar a Yechan a los ojos—. Es imposible que estés generando tan poco.

—¿Imposible? —repitió Yechan instintivamente.

—Aun tomando en cuenta los gastos de representación, hospedaje y comidas, que de hecho deberían estar cubiertos con la suma que ya te cobran, pero que vuelven a hacer que pagues tú con el poco dinero que te dan. La cantidad de la que estamos hablando son fácilmente varios millones de dólares.

Ambos se quedaron en silencio. A Jaehan le preocupaba cómo afectaría a Yechan lo que acababa de decirle. Al principio, pensó que quizás no le creería, pero no parecía ser así. Más bien, se veía afectado por la traición, y era comprensible. Había confiado su carrera ciegamente a esas personas desde que era apenas un adolescente. Jamás se le ocurrió que esos números rojos de los que tanto le hablaban y que le hacían sentir culpable fueran falsos.

—¿Y qué puedo hacer? —dijo Yechan, sonando un poco desalentado. ¿Qué podría hacer un artista contra todo un sistema?

—Tienes que conseguir buenos abogados. Preguntaré a través de Kevin al despacho que nos ayuda con nuestros asuntos a ver si nos pueden recomendar a alguien, sin mencionar tu nombre. Sabemos que las noticias vuelan en el mundo del entretenimiento.

—¿Abogados? ¿No debería hablar primero con ellos?

—Lo harás, pero antes, te asesorarás para cualquier escenario. Como has dicho, estarás enfrentando a un sistema que se ha aprovechado de ti durante años sin piedad. Lo mejor será que estés preparado —Jaehan se sentó a su lado y tomó su mano—. En el mejor de los casos, reconocerán su error y te compensarán retroactivamente lo pendiente.

—¿Y en el peor? —susurró Yechan, tartamudeando por el miedo.

—No te preocupes, para eso están los abogados. Estoy seguro de que no tendremos problemas en encontrar algún buen despacho que quiera obtener una victoria como esta y, además, llevarse un porcentaje del dinero recuperado —le sonrió con un poco de malicia. Yechan le devolvió el apretón de manos y la sonrisa.

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Al día siguiente, mientras Yechan seguía el itinerario de su agenda, no podía dejar de darle vueltas al asunto en su cabeza. En las últimas horas, había encontrado cada vez más cosas que antes le parecían normales, pero que ahora se daba cuenta eran abusos. Sentado en el suelo, recargado en la pared del gran salón de práctica de baile lleno de espejos, no pudo evitar pensar en la posibilidad de que todo esto se terminara. ¿Acabaría igual que algunos que han demandado a sus agencias y terminan vetados de por vida?

—Oh, aquí estás, pensé que estaba solo —para agravar su estado de ánimo, vio entrar al chico pelirrojo de la siguiente generación de cantantes. Entró casi arrastrando su mochila con una mano y con la otra portaba un gran termo con agua, del cual bebió mientras reía burlonamente.

—Aún no termina nuestro horario de uso —dijo Yechan, sin molestarse en ponerse de pie.

—Bueno, puedo esperar aquí, ¿o te molesta? —la pregunta fue retadora.

—Haz lo que quieras —el menor pareció sorprendido por el tono de voz, diferente a la personalidad obediente de siempre.

—Bueno —dijo, y se sentó en la misma posición al lado izquierdo de Yechan—. Sabes, estuve preguntando por ese ayudante tuyo del equipo que te acompañó a la filmación. El que seguía insistiendo en que te llamara con honoríficos.

Yechan trató de parecer desinteresado, pero en el fondo se tensó.

—¿Qué hay con él?

—Nadie lo conoce, no hay miembros del staff recientes que coincidan con su descripción —el menor lo observaba fijamente para detectar cualquier reacción—. Pero, ¿sabes con quién sí he encontrado parecido? Con esa persona con la que te vieron salir de ese restaurante ese día.

Yechan no pudo resistirse más y volteó a verlo fijamente.

—¿Por qué te interesa tanto?

—No es alguien del equipo, y esa sobreprotección hacia ti... eso significa que es alguien cercano. Vi las fotos que te tomaron ese día los paparazzis y las fans. La manera en que se comportaban el uno con el otro... —bajó el tono de su voz y habló con lentitud, observando fijamente a Yechan, divirtiéndose con la situación, torturándolo.

—No sé de qué hablas —dijo Yechan, cortante, mientras se ponía de pie—. Si tanta urgencia tenías por usar el salón de baile, no tienes que inventarte toda una historia de conspiración. —Le dio la espalda y caminó en dirección a la puerta.

—Estás saliendo con él, ¿verdad? —se apresuró a gritar antes de que lograra irse. También se puso de pie y se le quedó viendo con la misma sonrisa de siempre.

—¿Qué? ¿Estás loco? —intentó parecer molesto, pero en el fondo se moría de miedo. Se acercó de nuevo hasta él para evitar que siguiera hablando en voz alta y que alguien más escuchara al pasar por el pasillo, ya que la puerta estaba entreabierta.

—"Promesa de la nación envuelta en un escándalo amoroso con alguien del mismo sexo", ¿te gusta eso para el título en BuzzNet? —dijo el chico pelirrojo con una sonrisa maliciosa.

Yechan sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. La tensión en el aire era palpable. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba encontrar una respuesta adecuada, pero todas las palabras parecían escaparse de su mente.

—Escucha, no sabes de lo que estás hablando —respondió finalmente, intentando mantener la calma—. Inventar rumores como ese podría destruir la vida de alguien.

—¿Rumores? —el chico pelirrojo se encogió de hombros—. Solo estoy juntando piezas que parecen encajar muy bien. Pero tranquilo, aún no he hablado con nadie. Quizás podamos llegar a un acuerdo.

Yechan sabía que estaba en una situación desesperada. Su carrera, su reputación, todo lo que había trabajado tan duro por construir, estaba en peligro. Tenía que pensar rápido, encontrar una manera de salir de esa trampa.

—¿Qué quieres? —preguntó con un tono serio, sin dejar de mirarlo a los ojos.

El pelirrojo sonrió aún más ampliamente, saboreando su victoria.

—Lo que quiero es simple: reconocimiento, oportunidades. Tú tienes influencia. Ayúdame a destacar, a conseguir mejores papeles y más tiempo en el escenario. Haz eso, y me olvidaré de todo este asunto.

Yechan sintió un nudo en el estómago. Sabía que aceptar ese trato significaba someterse a un chantaje constante, pero la alternativa era aún peor.

—Está bien —dijo finalmente, con voz firme—. Te ayudaré, pero no vuelvas a mencionar esto.

El pelirrojo asintió, satisfecho.

—Trato hecho. Sabía que podíamos llegar a un entendimiento.

Yechan salió del salón, sintiendo el peso de una nueva carga sobre sus hombros. Esa promesa vacía solo le había hecho ganar algo de tiempo. En cuanto ese tonto se enterara de sus conflictos con la empresa, seguro no perdería oportunidad para hablarle de sus sospechas al director y así poder, por fin, tomar su lugar como artista líder de la agencia, algo que siempre quiso desde el momento de su debut.

No quería perjudicar a Jaehan con todo lo que estaba por venir. Al llegar a su habitación, se sentó en la cama y tomó un respiro profundo. Valoraba todo lo que Jaehan estaba haciendo por él, así que estaba dispuesto a seguir con el plan. Pero, si en algún momento debía elegir entre la carrera que había construido en todos estos años como cantante o Jaehan, elegiría a este último, aunque esto significara que tuviera que alejarlo de su vida. Miró por la ventana y, con una nueva determinación en los ojos, se preparó para enfrentar lo que viniera.


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The strange hater - Fanfic Yechan/Jaehan (de Omega X)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora