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El omega sentía como su corazón se apretujaba en su caja torácica cada vez que leía la triste y repentina confesión de su amigo; nunca esperó que mientras él había seguido con su vida, relacionándose con distintos alfas y betas, su amigo se hubiera quedado estancado en ese agosto del verano en el que se conocieron y salieron.

Se sentía una mierda por haber ignorado al alfa al que alguna vez amó con locura pero que le partió el corazón sufrir silenciosamente por su culpa los últimos cinco años. De verdad era el peor amigo y omega que Jungkook alguna vez pudo haber pedido.

Con torpeza limpió las lágrimas que resbalaban por sus mejillas, aquellas que no sabía que segregaba pues de no haber sido porque cayeron en su teléfono no habría razón para darse cuenta que tenía la cara roja y hecha un desastre de mocos y lágrimas.

Una vez que se calmó lo suficiente mandó esos últimos mensajes a su amigo, guardó su celular y tocó el timbre; limpió sus manos sudorosas a los lados de su abrigo y esperó.

Más pronto de lo que pensó se encontraba parado frente a un alfa asomando solamente su cabeza fuera de la puerta medio abierta, con una mirada de completa confusión y terror.

—Hola.. —murmuró el más bajo contemplando la forma en la que el alfa lo observaba.

Jungkook permaneció en silencio por unos instantes, indeciso de si dejar pasar al omega de cabellos caoba o tener esa conversación fuera de su departamento. Finalmente cedió abriendo la puerta con un suspiro, haciéndose a un lado en una clara invitación para que Jimin pasara.

Y así lo hizo.

Caminó por el estrecho pasillo que era el recibidor de su amigo, no sin antes inhalar codicioso un poco del aroma cítrico que le pertenecía al alfa. Las toronjas con chamoy siempre habían sido sus favoritas.

Escuchó como el mayor cerraba la puerta y se dirigía a pasos lentos hacia él, podía sentir la pesadez que el más alto cargaba en su andar y la forma en la que respiraba erráticamente, como ansioso.

No lo culpaba, después de todo estaban en esa situación por su culpa, por no saber cómo guardar sus pensamientos para si mismo. Pero en algún punto tendrían que tener esa conversación, sólo fue un poco antes de lo previsto.

Infló sus mejillas, dio media vuelta en su lugar y se quedó ahí, estático.

Jungkook lucía roto.

Aquel joven de brillantes ojos obsidiana y paletas prominentes color marfil ahora lucia apagado, su pelo era un total desorden y sus ropas de tamaño gigantesco ocultaban el cuerpo fornido que tanto se había tardado en construir por años. Sus luceros alguna vez tan chispeantes ahora lucían tristes y no había más sonrisa, sólo una mueca de cansancio que delataba el sufrir silencioso que había pasado los últimos años.

—Yo.. —comenzó con voz débil, pues no sabía cómo hablar sobre el tema con Jungkook en este estado.

—Sólo dilo. —pidió observándolo a los ojos.

—Jungkook—suspiró—. Mi intención nunca fue dañarte o algo por el estilo; en realidad nunca me puse a pensar que te iba a afectar de tal forma, después de todo fuiste quien me terminó. Así que no le vi nada de malo a conocer más gente.

El alfa sorbió su nariz en clara muestra de congestión, quizás por las alergias severas que tenía con cada cambio de estación o por haber llorado desde que mandó todo aquel mensaje al omega. Pero eso no lo tenía que saber Jimin; debía quedarse en un «son las alergias».

—Y no hay nada de malo en eso, Jimin. Fue sólo una estupidez y el creer que me ibas a esperar después de todo; pero me equivoqué. —clarificó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

what do u mean? -kookmin mini auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora