Su "pelinegra", para él, el amor de su vida.
Su "italiano", para ella, el hombre que siempre amaría, pero también el hombre que siempre le rompería el corazón en mil pedazos.
Salí de la habitación, que reconocí como la de Regulus, tratando de que nadie se diera cuenta, empecé a arreglarme para poder ir a desayunar ya que tenía un dolor de cabeza muy fuerte
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Seguí arreglándome y gracias a Merlín no volvió a molestar, después de unos 5 minutos alguien tocó la puerta de mi habitación y abrí rápidamente
-hola- apareció Theodore con el cabello desordenado, los ojos más cansados que de costumbre, los zapatos sin atar y con la cara más desastrosa que haya visto
-qué?- me dí la vuelta y volví a verme al espejo, por la molestia ni siquiera le tomé importancia a que no llevaba mi falda puesta si no unos shorts excesivamente cortos que usaba normalmente bajo el uniforme y mi camisa blanca
-al menos no me bloqueas la entrada a tu habitación- intentó bromear pero yo seguía muy molesta, suspiró y tomó una de mis sillas rositas girables para ponerla junto a la que estaba utilizando para mirarme frente al espejo, se quedó mirándome fijamente hasta que volteé a verlo
-perdóname- murmuró
-no escuché- susurré más cerca de su cara y volvió a hablar sin pensarlo
-perdóname- dijo ahora con un tono de voz neutro
-no tengo que perdonarte por pensar lo que piensas de mí- le sonreí falsamente y volví a verme al espejo y arreglar mi cabello, se quedó unos segundos viendo mis dedos pasar por el largo de mi cabello hasta que volvió a hablar
-no pienso eso- pasó un mechón de mi cabello detrás de mí oreja
-ey- advertí y moví mi silla unos centímetros atrás
Se quedó mirándome de nuevo esperando una respuesta pero al ver que no la recibía, volvió a hablar
-a veces digo las cosas sin pensar- habló con voz suplicante y yo suspiré
-bien- dije sin expresión y el alzó las cejas
-bien?- preguntó dudoso
-mjm- asentí y el sonrió
-gracias- se levantó y me dió un beso en la frente antes de irse de mi habitación
